Capítulo 9: Sé mi padrino

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Lennon y McCartney no tardaron en aplaudir y felicitar a la feliz pareja, mientras que Starkey debió tomarse unos segundos para asimilar todo. ¿Por qué de golpe todo le salía mal? ¿Qué le había pasado a su George? Se decidió a averiguarlo. 

Tenía poco tiempo por el disco y su esposa, y todo fue peor cuando les dijeron que grabarían una película. Eso significaría muchos viajes, memorizar líneas y aburrimiento. Se sentía solo sin sus amigos ni su amor...

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Entre conciertos, viajes y grabaciones, tuvieron una gran experiencia.

—¡Miren lo que traje!—exclamó Paul entrando al cuarto que compartían con una pequeña bolsa en sus manos. 

—¿Qué es eso?—Preguntó George con interés.

—Marihuana de la buena, no esas puras ramas que probamos en Hamburgo.

—¡Genial! ¡Ármalo, McCa!

Paul rió y armó el cigarrillo. Se sentaron en ronda y se lo pasó a John, quien se lo pasó a Ringo para que lo probara primero.

—Por el poder que me confiero, yo te declaro "probador oficial".—Dijo con voz formal, a lo que el baterista rió. 

—Iré al cuartito, hay muchos fans afuera.

Ringo entró al cuartito y le dio una primera calada al cigarro. Cuando salió después de unos minutos, tenía los ojos rojos.

—¿Y bien?

—¡El techo se me viene encima!—gritó, presa del pánico.

—¡Wow!—todos se pararon de un salto—¡Tenemos que probar eso!

—Chicos, no creo que sea buena idea...

—Vamos, Brian. Tú también puedes probar.

Después de unos segundos aceptó.

Así, los cinco se pasaron la noche entre humo y risas. 

—Mal, anota lo que digo.—repetía sin cesar Paul.

—Pero, Paul...

—Hazlo, soy una fuente de conocimiento.

El asistente suspiró y obedeció la orden del bajista.

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Al día siguiente, Paul tomó la hoja escrita por Mal mientras desayunaban.

—Les digo que me pasé ayer. Escuchen estas palabras, amigos.—carraspeó y comenzó a leer.—Hay siete niveles, hay siete niveles, hay siete niveles...hay siete niveles...hay...siete...niveles... ¡Sólo dice "hay siete niveles"!

—Oh, cuánta sabiduría.—se mofó John.

—No lo entiendo, se supone que dije cosas increíbles...

Todos rieron, pero Ringo no dejaba de pensar en su plan: regresar a Grecia y pedirle ayuda a Filoctetes.

—¿Estás bien, Rings?—le preguntó George cuando llegaron al set.

—Sí.—murmuró.

—Oye, quería pedirte algo.

—Dime.

—¿Serías mi padrino?

Debió tragar saliva para no romper en llanto.

—Claro que sí, George...

Pasaron meses hasta que Ringo pudo ir a Grecia de vacaciones. En ese tiempo George y Pattie ya se habían casado, y Maureen había dado a luz a su primer hijo, Zak. Esos dos hechos fueron dos clavos para su ataúd.

The Powerfull Four Of Liverpool [McLennon/Starrison]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora