Capítulo 8: No lo hagas

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Los días pasaban y los tres Beatles hechizados no hacían más que llenar a sus parejas de regalos y cumplir todos sus caprichos. Mientras tanto, Ringo sentía su sangre hervir al ver a Harrison tan pegado a Boyd, y su corazón se rompía en mil pedazos al pensar que George lo había olvidado por completo.

-¿No crees que los chicos están algo raros últimamente?-le preguntó Brian en una ocasión.

-¿Por qué lo dices?

-Están distraídos, no hacen más que hablar de Jane, Cynthia y Pattie y escribir sobre ellas. Hasta George escribió una canción. No sé, están como....hipnotizados.

Esa palabra le hizo eco todo el día. ¿Y si Brian tenía razón? ¿Y si sus amigos estaban bajo el poder de alguien superior?

-¡Terminó el descanso, sigamos ensayando!-el grito de Lennon lo sacó de sus pensamientos.

-Quiero mostrarles mi canción ¿puedo?

-Claro, George.

Harrison afinó su guitarra y comenzó a cantar.

You don't realize how much I need you
Love you all the time
and never leave you.
Please come on back to me.
I'm lonely as can be.
I need you.
Said you had a thing or two to tell me.
How was I to know
you would upset me?
I didn't realize
as I looked in your eyes
you told me, oh yes, you told me you don't want my lovin' anymore.
That's when it hurt me and feeling like this
I just can't go on anymore.
please remember how I feel about you
I could never really live without you.
So, come on back and see
just what you mean to me.
I need you.
I need you.
I need you.

Por un momento, Ringo sintió que esa canción era para él. Excepto que nunca había dicho que no quería su amor, así que no tenía sentido pensar eso.

-

¿Qué les parece?-sonrió una vez que terminó.

-Me gusta. ¿Tú qué crees, John?

-Podríamos incluirla en el álbum-se encogió de hombros.

-Genial, gracias.


Después del largo ensayo, cada uno se retiró a su hogar. Maureen esperaba a Richard con la cena lista, pero él no probó bocado. Se fue a dormir sin decir una palabra, dejando confundida a su novia.

Al día siguiente Harrison y Boyd lucían más felices que lo usual, pero ninguno de los dos dijo nada hasta tres horas después, cuando descansaban.

-Ya, queremos saber.

-Sí ¿Por qué están tan felices?

Ambos se miraron y entrelazaron sus manos. En la delicada mano de la rubia resplandecía un anillo de oro, que nadie había notado hasta que ella lo mostró con mucho orgullo.

-¡Vamos a casarnos!-gritaron a la vez, rebosantes de felicidad.

The Powerfull Four Of Liverpool [McLennon/Starrison]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora