Pequeño rastro de cordura.

V-Despedida corta.

Derrumbado por los recuerdos , Evan estaba desamparado, Malicia había confesado que hacia lo posible para rendirse ante la relación de prácticamente 6 años, las despedidas de su padre cuando iba al ejercito sin saber si volvería , las lágrimas disminuían al paso del crecimiento del joven; Su primera escapada de casa cuando tan solo tenia 13 años de edad, en la noche, con maleta en hombro con ropa necesaria , sin rumbo alguno ; tu ultimo curso estaba decayendo actualmente, problemas , recuerdos, problemas , recuerdos, su familia no estaba consciente del todo el daño que tenia, no era muy comprendido con ellos, solo quedaba Nevan, su personalidad verdadera.

Evan era la típica persona rara, alegre, sin preocuparse de los problemas , del que dirán de la gente , la personalidad que todos ven , la que simpatiza, Nevan era tan solo el aburrimiento no solo del que hacer , si no la personificación al miedo de seguir viviendo.

Postrado en la sala , Nevan tenia miedo de entrar a su cuarto, tenia lista las cuchillas Minora. Sumando su mas basta devastación emocional tenia una botella de alcohol etílico , listo para sentir el dolor mas profundo físico, sin saber sus efectos y como seguirá adelante , escogiendo el camino de los cobardes pero Nevan no estaba consciente de eso ni de nada, solo se concentraba en llorar , lastimarse incluso que de nada servía.

No bastaba llamar la atención a nadie le interesa , la atención se la puede guardar uno mismo, solo estaba desolado, incapaz tenia muchas personas al rededor , que lo apoyaban , que para todo contaban, pero si tan solo vieran como es ...Tener la satisfacción de estar en una montaña, solo, desatar todo grito de tristeza.

Tan solo faltaba eso , un grito desgarrador , lagrimoso y enérgico , todo sentimiento en un solo aliento y llamar al recuerdo y solo decir -¡Ya!- tener al aire las diminutas fisuras marcadas en la piel, era el único placer que faltaba, un alarido de dolor en tan solo un aliento fuerte, acompañado de lágrimas y descansar los pulmones en el eco que yacía mientras se desvanecía el dolor...