Cortos de manjar blanco III

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—Y, ¿has pensado en lo que te dije? —Preguntó con su tradicional tono de sin importancia, cuando su única razón para seguir respirando dependía de esa respuesta.

—No, Ro. A penas puedo resistir en no llorar cuando estoy al lado tuyo, no puedo mirarte a la cara, Ro —sentenció finalmente mientras su mirada seguía dirigida a la mesa de aquel lugar, realmente era para él una tortura estar cerca del hombre de raíces samoanas. —Aunque vuelvas a arrodillarte en frente mío y me pidas perdón, nada volverá a ser lo mismo —susurró con un notorio esfuerzo de no querer entre-cortar palabras.

—¿Sabes qué es lo que me sigue dando esperanzas, cariño?

—¿Qué es, Ro?

—Me llamaste tres veces ¨Ro¨ y no te importó que te llamara ¨cariño.¨

—Quizás sea la costumbre, es algo muy extraño que nos llamemos Joe o Colby, después de tanto sería quizás irrespetuoso no ponernos sobrenombres y llamarnos como cualquier persona desconocida lo haría —. El hombre azabache tomó del mentón a su aún amado para poder verle el rostro, sólo quería verlo una vez más con sus labios curvados y un ligero rubor en sus mejillas. ¡Maldita sea! él sintió una gran felicidad con tan sólo eso, olvidar por un momento el rostro de Colby asustado con una de sus mejillas rojas y no por un rubor, y cayendo lágrimas de sus ojos como si su único propósito fuera ese, demostrar su miedo llorando.

—Te entiendo, no será fácil volver a ser la misma pareja que fuimos antes, pero podemos iniciar de cero. Como los viejos tiempos, cuando tú podías dormir escuchando a tu banda de metalcore favorita en el asiento de avión mientras yo sólo te observaba porque tus auriculares estaban al tope. —Colb reía levemente porque recordaba perfectamente esos tiempos y como lo hacía con la única intención de llamar su atención. 

—Y también, cuando fingía ser un asco en cada videojuego que jugábamos juntos sólo para que te acercaras a mí y me enseñaras.

—Colb, en realidad eras un asco para todos los juegos juego bélicos.

—Como digas, Ro.

A Colb le gusta Joe desde mucho más antes de salir, ser oficialmente pareja e ir al siguiente paso de vivir juntos —aunque, siempre estaban fuera de casa y lo más similar que podían hacer era pedir una habitación matrimonial para cada hotel al que iban—, su confianza llegaba al punto en que podían lavarse los dientes, afeitarse y hasta bañarse juntos sin ningún problema. —¿Por qué tuve que ser tan idiota y acabar con todos los lindos momentos que pudimos haber pasado juntos? —El menor dio un sobresalto causando que la pequeña sonrisa que tenía se convirtiese rápidamente en un ceño fruncido, pasó bruscamente sus manos por todo su rostro, en especial por su ojo derecho.

—No preguntes el por qué de algo que hiciste, claramente no sabes todo el daño que me hiciste y ¿sabes qué? Me quedó una marca que aún no sale por más pomadas que use o pastillas para el dolor que coma —. Termina de frotarse su rostro y levanta la mirada apuntando directamente hacía el ascendente samoano dejándole ver el todavía notable hematoma que tenía en el ojo. —Perdonarte no será lo difícil, lo difícil será olvidar que me trataste como un saco de mierda mientras que yo creía que era mi puta culpa, ¡El idiota aquí fui yo! Si quieres volver a buscarme, al menos ten la decencia de no intentar hacerte la victima y hacer ver que todo fue en contra de tu voluntad. —Colby explotó de la nada, poco de lo que tiene guardado, simplemente, lo dijo sin importarle que todos en ese pequeño establecimiento los vieran discutir. Colb se fue sin más que decir. Joe no lo persiguió porque él tenía la razón. ¡Aquí el autentico monstruo fue él!



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Les prometí lemon y lo van a tener <3, pero antes quería darles un corto de por qué Rolleigns estaba mal <3. Eso era todo. Bains. <3

Rolleigns DiseaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora