CAPÍTULO 3.

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Hoy es Domingo, un triste domingo de Febrero.
Aún no he olvidado lo que dijeron esas chicas en Whatsapp, aunque me haga la fuerte, me dolió. Pero prefiero no hablar de ello.
Este fin de semana lo último que quiero es salir con amigos, así que decido quedarme en casa, además está lloviendo.
Lluvia... Una de las mejores cosas que podrían pasar. Me senté en el sofá, al lado de la ventana, apoyé mi cabeza en ella y se me hizo imposible no cerrar los ojos. Me calmaba, me olvidaba de todo, solo me concentraba en el sonido del agua caer, de las gotas bajando lentamente por el cristal. Por unos instantes sentía que no tenía problemas, me olvidaba del instituto, de mi familia, de todos.
De repente suena el móvil y decido que ya bastaba de estar contemplando la lluvia.
Era Susana, le cogí el teléfono.
“- Marta? Llevo mandandote mensajes toda la mañana, ¿Te pasa algo?
- No, tranquila. Me he levantado tarde.
- Marta si es por lo de ayer...
- No, ya sabes que lo que piense la gente de mi me és indiferente.
- ¿Estás segura? Sé que no te importa lo que opinan de ti, pero yo no estaría del todo bien después de esos mensajes. Ya sabes. A cualquiera le dolería eso.
- Tranquila, de verdad.
- Si tú lo dices... Mañana ya iré a clase, estoy recuperada.
- Me alegro de que estés mejor, entonces mañana nos vemos.
- Sí cielo.
- Bueno, tengo que colgar, iba a ir a comprar algo de comer. Descansa y después hablamos.
- Vale, hasta mañana, cuidate.”
Me aliviaba tener a alguien que se preocupase por mi, ya que mis padres no lo hacían, al menos que alguna amiga lo hiciera, bueno, mi única amiga.
Le mentí al colgarle, no tenía pensado ir a ningún sitio, pero ahora que lo pienso en casa no hago nada interesante.
Me pongo mi sudadera de supreme y unos tejanos, no me apetece arreglarme más, bueno, nunca me apetece.
Salgo a la calle y no sé nisiquiera a donde ir, supongo que iré a algún local de comida rápida. Al fin llego y me pongo a la cola para esperar, habrán como 5 personas antes de mi pero no tengo a nadie que me este esperando, así que no me importa esperar. Saco el móvil y miro Facebook.

«5 solicitudes de amistad.»
«7 mensajes nuevos.»
«10 notificaciones.»

“- Genial, me encanta gustarle a otra gente mientras que la gente que me conoce hace de todo menos buscarme.” - No pude evitar pensar.
Sigo mirando Facebook y no hay nada interesante, aún quedan 4 personas delante de mi, y quien esta pidiendo ahora me parece que ni siquiera sabe donde está.
De repente, para mi sorpresa, veo a una de las chicas que habló de mi en el grupo de Whatsapp de ayer. Veo que se acerca a mi.
“- Tú eres Marta, ¿Verdad? La de clase.
- Em... Sí. ¿Pasa algo para que tengas que venir a hablar conmigo?
- Simplemente para saber si eras tú, ya que en clase no se te oye ni suspirar.
- ¿Y eso a ti que más te dará?” - No puedo evitar alterarme, esta chica me está poniendo nerviosa y por segunda vez; no quiero montarle un numerito delante de toda esta gente.
“- Me da mucho, chica. Es que eres muy ratita, ¿Aún no te has dado cuenta?
- Anda vete a la mierda, preocupate de hacerte bien la línea del eyelinner y de zorrear por ahí antes que de mi vida.” - Después de soltar ese 15% de todo lo que pensaba sobre ella no dice ni una palabra más, y se va por donde ha venido.

Me hago la dura, pero en verdad sé que me duele todo esto.”

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⏰ Última actualización: Sep 30, 2016 ⏰

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