Robert no podía creer como en el tiempo que había estado lejos de su hogar, pasaran cosas tan extrañas.
En su cabeza solo se formuló una pregunta:
¿Quién es el autor de aquel mensaje?
La noche parecía burlarse de todo lo que le sucedía al doctor.
Lo invadía una sensación de temor completa por todo su cuerpo, que le recorría las venas y lo hundía en un miedo atroz y sin tregua.
Estaba dispuesto a revisar las demás habitaciones para comprobar si la persona que había escrito eso seguía en algún rincón de la residencia, tocó el interruptor de la lámpara para apagarla pero algo le llamó la atención.
Algo brillaba en el suelo, de color rojo.
Sangre.
Huellas de pies rojizas por la sangre.
Robert soltó un grito ahogado y contemplaba hipnotizado el rastro de pies que llevaban al piso de arriba.
Su temor se incrementaba con el significado que esa sangre trataba de decirle. Antes de seguir el rastro, cerró con doble cerrojo la puerta principal para que no entrara otro intruso.
Sacó una linterna pequeña de la alacena y empezó a seguir las huellas con revolver en mano.
Sabia que no podía dejarse llevar por el pánico de la situación, tenía que mantener el control.
Subió nuevamente cada peldaño se la escalera siguiendo la sangre, llegó a su habitación otra vez y se dio cuenta de las huellas llegaban al baño del dormitorio. Dejo la lámpara en un estante con fotos familiares y el pulso del corazón le aumentaba con cada paso.
La respiración se le aceleraba mientras con una mano abría la puerta y con otra sostenía su arma, lista para disparar.
Sentía el pulso en los oídos, veloz y potente.
Finalmente entró al cuarto de baño, y observó como las huellas llegaban a la bañera, la cortina estaba corrida, se acercó poco a poco a donde terminaban la sangre, tomó la cortina blanca y la deslizó para ver el interior de la bañera.
Se horrorizó de la imagen.
La bañera estaba llena del líquido rojo que tanto llevaba conociendo en su vida de doctor al operar a pacientes en el hospital.
Soltó un juramento de improperios y retrocedió de ese lugar y se permitió por un instante ver su aspecto reflejado en el espejo. Su cabello castaño estaba en completo desorden, sus ojos color miel estaban inyectados en sangre, la luz del cuarto de baño lo hacía más pálido de lo normal.
Corrió al teléfono y marcó el número de la policía.
- Diga, ¿Cual es su emergencia? - Dijo una mujer al tercer timbrazo.
- Al-Alguien a entrado a mi casa, pintó la pared de la sala de estar y en el baño, la bañera esta llena de-de sangre, ¡Mucha sangre! - La voz de Robert se escuchaba confusa y preocupante.
- ¿En donde se encuentra? - El tono de voz ahora era más alerta.
- En la Calle Mina Real De Angeles, número diecisiete.
- No se mueva de donde esta, pronto estaremos ahí.
- ¡Dense prisa!
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Una Muerte Planeada
Mystery / Thriller«Es hora de que pague por lo que me ha echo, su negligencia le costara caro». La vida del doctor Robert Fox dará un giro inesperado al ser testigo de diversos sucesos trágicos que lo persiguen a el y a sus seres más queridos. Todo toma un nuevo rumb...