n u e v e

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Querido hijo.

La tía Lia te regaló una bandana para que cubras tu cabeza.

Estuviste tan renovado este día, cómo si el cáncer no existiese.

A pesar de las ojeras violáceas que tienes, a pesar de tu tos, palidez y delgadez, hoy sonreíste.

Falsamente, pero al menos te esforzaste en hacerlo.

Tranquilo, querido. Conservaré nuestro pequeño secreto.

Querido hijo: No te mueras. [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora