Por supuesto, fuimos a la discoteca. Nunca hay chicas suficientes un sábado por la noche y que Zoey tiene un cuerpo estupendo, los
gorilas de la puerta babean al verla y nos indican que nos acerquemos al principio de la cola, ella les dedica unos pasos de baile cuando entramos, y sus ojos nos siguen a través del vestíbulo hasta el guardarropa.-¡Que pasen una noche estupenda, señoras! –nos gritan.
no tenemos que pagar, somos las jefas, después de dejar los abrigos en el guardarropa, vamos a la barra y pedimos dos CocaColas, Zoey añade ron a la suya de la botella que lleva en el
bolso, dpice que todos sus compañeros de facultad lo hacen, porque así las copas les salen más baratas, yo me atendré a la prohibición de beber, porque me recuerda a la radioterapia, en una ocasión, entre una sesión y otra, me emborraché con una mezcla de bebidas que saqué del armario de los licores de papá, y ahora las dos cosas están asociadas en mi cabeza: el alcohol y el sabor de
una irradiación corporal total, nos apoyamos en la barra para echar un vistazo al local, está
repleto, y en la pista de baile sobran los cuerpos, las luces persiguen torsos, culos, el techo.-Por cierto, llevo condones – dice Zoey
están en mi bolso, si
los necesitas - Me toca la mano.
-¿Te encuentras bien?
+sí.
- ¿no te estás asustando?
+no.
Una vertiginosa sala repleta de gente un sábado por la noche
es exactamente lo que quería, he empezado mi lista de cosas y
Zoey me está ayudando, esta noche voy a tachar la número uno: sexo.
Y no voy a morir hasta tachar las diez.
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Antes de morir.
RomanceA sus 16 años Tessa sabe que le quedan pocos meses de vida, por eso elabora una lista con diez cosas que hacer antes de morir, como probar el sexo, las drogas, conducir un coche... y la más desgarradora de todas, enamorarse. Un día como cualquier ot...