UN HIJO VARÓN

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Quería alejarse de todo, pero sobre todo alejarse de Javier Verdejo. . .

Aquel hombre era terrible y temible. . .

Javier Verdejo, era el primogénito del jefe civil del pueblo, un joven déspota y autoritario, que creía que tenía derechos sobre todo lo que deseaba.

Y Estrella lo sabía. . . la deseaba a ella, podía notarlo en como sus ojos la miraban fijamente, para luego pasear su mirada lasciva por su cuerpo.

Aquella mirada la llenaba de vergüenza. . .

Debía reconocer que gran parte de su necesidad de marcharse, provenían del miedo a aquel hombre, lo que más anhelaba era alejarse de él.

-¡Muchacha!. . . ¡hey muchacha! – los gritos de su padre la sacaron de su ensoñación.

-¡Aquí estoy padre! – se giró hacia él.

-¿En dónde te metes Estrella?. . . ¡nunca te encuentro cuando te busco, nunca estás cuando te necesito!

-Lo siento padre. Me gusta venir al río a pensar.

-Pues deje la pensadera, que con eso no comemos mija.

-Lo siento- se disculpó bajando la mirada al piso y luchando por contener las lágrimas, lo que menos deseaba era provocar la ira de su padre y que éste terminara golpeándola con la fusta, cuando se enojaba podía ser muy violento, y ella realmente temía a la ira de su padre.

-¡Vaya al pueblo y hable con Don Joaquín!

-Si padre.

-Dígale que tenemos sesenta quesos de leche de cabra para esta tarde, que si los quiere me mande el recado con usted, porque Don Alejandro, está muy insistente en comprármelos, pero quiero respetar nuestros negocios.

-Como usted diga padre.

-Pero es para ayer muchacha- le gritó- y no se quede en el pueblo hablando tonterías- ella asintió y se giró para marcharse en dirección al pueblo- ¡Cuidado por allí, hay mucha bestia suelta!. . . No sé por qué Dios me mandó una inútil muchacha, cuando lo que siempre he necesitado es un hijo varón- le escuchó que decía mientras ella se alejaba.

Aquellas palabras que repetía continuamente calaban en su corazón con la misma profundidad que una puñalada. Caminó sin importar que las lágrimas hicieran borroso su camino, a fin de cuentas se conocía el camino de memoria, si fuese ciega no tendría inconveniente alguno en llegar al pueblo, pero si su padre tenía razón en algo, era en que debía ir con cuidado, había mucha bestia suelta y no solo las de cuatro patas.

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¿Qué  les  parece?, es  bastante  diferente  a  lo que  suelo escribir, pero me encantará  saber  sus  opiniones. besazos  para  ustedes. 

MANCILLADA *Sumida en la Vergüenza*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora