Uno

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- ¿¡Hablas en serio!?

El pobre uruguayo tuvo que contraer su rostro para aguantar el dolor de oído que le provocó aquel griterio, mientras que la chica solo podía reaccionar a tirarse los cabellos.

Sus cortos cabellos.

- Así es . . . Martín gusta de tí.

- Pff, ¡Que va! No le veo hace más de tres años . . . ¿Como es posible que le guste? Además, ya te dije. No me interesa.

Ante tal actitud proveniente de la fémina, Sebastián no hizo más que suspirar, apoyando el peso de su cabeza entre la palma de su mano zurda, el mismo brazo estaba apoyado en la mesa.

- Él siempre ha estado presente. El problema es que vos no te das cuenta.

Aquella respuesta había dejado inquieta a la joven. ¿Estaba diciendo la verdad o tan solo era una joda?

- Ugh. Sabes, si es por los rumores de que soy lesbiana, te digo que no me importan . . .

- No no, no es eso. Solo quiero que le des una oportunidad, él es un gran chico.

"De antemano, con la sola nacionalidad que tiene, perdimos puntos, wachito." Fueron los pensamientos que surcaron en su cabeza, recordando con dificultad como sonaba el acento de aquel argentino.

Hizo una mueca.

Ella, era Chilena. Aunque lo intentasen, el solo hecho de ser de esas dos nacionalidades confirmaba que las cosas no funcionarían entre los dos.

- Te daré tiempo para que pienses en ello. Es tu decisión, al fin y al cabo.

Terminada su oración, el uruguayo abandonó la mesa y se acercó a la caja registradora, para poder finalizar con su salida.

Manuela le siguió por detrás.

- Llega bien a casa, ¡y recordá lo que te dije!

Las palabras soltadas por el uruguayo quedaron grabadas en su subconsciente, repitiendose en todo su trayecto a casa.

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- Aah~ puta que está rica el agua.

Festejó, humedeciendo las últimas partes desnudas de su cuerpo bajo la bañera.

Al menos, algo bueno debía de pasar ese día.

Y al no obtenerlo, un baño espumoso sería lo ideal para calmar sus pensamientos.

- Así que el Martín, ¿Eh? Tincho . . .

Trató de hacer memoria, recordando a un chico de fugaces ojos verdes, tan radiantes (o incluso, más) como los del Britanico.

Aquel chico aficionado al futbol . . .

Definitivamente, NO era para NADA su tipo.

Hizo una mueca.

" Dios, Seba. ¿Como es posible siquiera que puedas comparar al Arthur con alguien así? "

Su Arthur, era definitivamente todo lo contrario al Martín de esa época. Un joven educado, apuesto, de increibles gustos tanto musicales como de lectura y un acento que lograba hacer suspirar a cualquiera.

Aunque claro, el Argentino no se quedaba atrás . . .

- Agh, ¡Manuela! Que estas pensando . . .

Se agarró las mejillas insistentemente, entrecerrando avergonzada los ojos.

El uruguayo metió drogas en su te, está segura.

Ya le regañaría más tarde, ahora debía salir del baño.

Abandonó con lástima la tina (pues, se la pasaba de maravilla cada vez que entraba) y enrollo tanto sus cortos cabellos como cuerpo en toallas.

- Pensándolo bien . . . Quizás deba hablar más con ese chico . . -

Su rostro se tornó rapidamente en uno marcado por el color rojizo que desprendía. Se dio varios golpecitos en sus mejillas, ¡Debía calmarse!

- ¡Agh! ¿En serio pensé en eso? No puede ser Manuela, eres una idiota hormonal . . . -

Mencionó para si misma, entrando en su habitación para poder finalmente vestirse.

En la sala, un confundido Antonio observaba a la escalera de la casa, sin entender los problemas que podrían atormentar la mente de su enigmática hija adolescente.

- ¿Crees que esté en sus días? -

Comentó a un aún más confundido (si es que aún se podía más) Lovino, que dejaba su labor de recoger lo sobrante de la mesa para observar -como siempre- a su pareja con un ceño fruncido.

- ¿De que demonios estás hablando? -

"Dejala tranquila" pensó el italiano. Estaba seguro de que los problemas que atormentaban a la adolescente eran muy distintos a aquellos que decía Antonio.

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⏰ Última actualización: Jul 24, 2023 ⏰

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