Capitulo 1: Carroña.

223 15 2
                                    

Kim JongIn, 17 de mayo de 2018.                         23:51

Seúl, Corea del Sur.

La lluvia no paraba de atormentar la ciudad con su irascible tempestad, indomable como es, anunciaba su llegada estrellándose contra los vidrios del lugar en el que me encontraba, una sala, como si pidiera una invitación para entrar. Y yo estaba tentado a cumplir su capricho. Mi vista no se alejaba de cada una de las gotas que se arrastraban por el vidrio hasta que tocara el final del mismo para después desaparecer de mi vista, repitiendo el ciclo, cada que mi vista enfocaba a una no podía separar la vista de ésta hasta que se perdiera. Si he de ser sincero no recuerdo la cantidad de veces que realice tal acción justo en el momento que alguien me sacó de mi estupor.

     —Amigo... lo lamento tanto, ambos, Luhan y yo lo sentimos de corazón.- No necesitaba nada más que su voz para reconocerlo.

Sehun siempre se había mantenido a mí lado desde que éramos pequeños. Nuestros padres fundaron la corporación Oh'In, misma que pasó a nuestras manos después de que la madre de Sehun falleciera y mis padres decidieran darme el mando. Es curioso como repetía las mismas palabras que yo le dije en aquel entonces, en el funeral de su madre, no creía que estuvieran dirigidas a mí sino hasta mucho, mucho, tiempo después.

     —Yo...- calle unos instantes para detenerme a observarlos. Luhan vestía un bonito traje obscuro, su cabello estaba alborotado pero, igual que siempre, radiante. Sehun por otro lado decidió usar el mismo traje que utilizó en funeral de su madre, su rostro seguía manteniendo esa expresión relajada, con algunas marcas del paso del tiempo, y por su expresión podría notarse su empatía ante mi perdida. Quien diría que a nuestra edad ya hubiésemos pasado por tanto.

     —Tranquilo, Kai.-me relajó Luhan, sentándose junto a mí sobre el sillón del recinto funerario- No queremos presionarte, sabemos que tu perdida es grande y que nada podrá reemplazarlo, pero...-tomó con ambas de sus manos mi diestra y, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos, aprisionó la misma entre ellas, creando una sensación de soporte para mí en estos momentos- sabes que puedes contar con nosotros, para lo que sea. Eres un hermano para Sehun y, como bien lo sabes, también para mí.

Apreciaba las atenciones que todos tenían ante mí, siempre supe que contaba con buenas amistades, no obstante... nadie podría quitarme el vacío que sentía en mi interior. Con un simple asentimiento trate de comunicarle que lo agradecía, pareció entenderlo pues acto seguido deposito un beso en mi mejilla y abandonó su lugar a mí lado para posicionarse junto a su esposo. Sehun simplemente me apretó el hombro y, por suerte mía, me dejó sólo con mis pensamientos.

Había perdido el interés a la tormenta, por lo que decidí mirar a mí alrededor. Todos nos uniformamos para vestir de negro, caras tristes, afligidas y destrozadas adornaban los rostros de nuestros familiares y amigos. Los veía salir y entrar del pequeño cuarto donde estaba él.

¿Cómo lograban hacerlo? ¿Cómo podían ir a ver su ataúd sin colapsar?

Yo estuve ahí.

Llegué en el instante en que dio su último respiro, logre observar como la vida se drenaba de sus ojos, sus preciosos ojos.

De sólo recordarlo volví a perder el control.

Situé mi cabeza entre mis piernas mientras me sujetaba ésta con ambas manos sobre la nuca, no podía evitarlo, me encontraba encorvado, podría en ese mismo momento tirarme al suelo y colocarme en posición fetal sino hubiese sido interrumpido en ese instante, quería pensar que ya nada podría empeorar.

     —Kim JongIn...- y entonces empeoró, el hermanastro de mi ahora... difunto novio- ¿Cómo pudiste permitir que hiciera esto? ¿Qué le hiciste, desgraciado?

Y Kyungsoo muere.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora