El inicio de una vida

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—¡Vamos cariño, puja!— alentaba emocionado Ryan.
—¡Eso hago!— estaba a punto de perder la paciencia.

Catheryn siguió haciendo todo lo que la enfermera le decía, en su mayor parte pujar y respirar, hasta que por fin el bebé salió. Ellos no sabían aún el sexo del bebé, querían que fuera una sorpresa,  lo cual fue un dolor en el trasero para toda la familia y amigos al momento de llevarles regalos.
—¿Qué es?— se asomó Ryan, al ver al bebé se quedó pasmado, no podía creerlo, por fin era padre.
—Cariño, ¿es niño o niña? — dijo Catheryn muy cansada tomando la mano de Ryan. Él sólo volteó a verla con los ojos cristalinos y una sonrisa que jamás borraría de su memoria.
—Gracias Kitty— se acercó a besarla y la abrazo.
En cuanto terminaron de limpiar al bebé se lo llevaron a Cat. Ella la cargó como si fuese una maravilla, la cosa más hermosa que jamás sos tendría.
—Jessica
—¿Qué?— preguntó Ryan confundido.
—Dijimos que si era niña, yo elegiría el nombre.

Ryan era un hombre bastante alto, cabello castaño claro y ojos color miel; era musculoso, pues le gustaba practicar deportes, ya no lo hacía mucho, pues el trabajo lo consumía, pero procuraba correr en las mañanas y los Domingos cuando visitaba a su hermano, llevaba a sus sobrinos a jugar a un parque. Eso era lo que más le emocionaba en estos momentos sobre convertirse en padre, que podría enseñarle sobre deportes a su hija, planeaba tener un hijo, pero en cuanto vio a su hija, se enamoró de ella, sabía que velaría por su felicidad y bienestar como lo había hecho hasta ahora con Cat, ellas eran su vida, sus amores y estaba consciente de que él cuidaría de ellas hasta que el último suspiro saliera de su cuerpo.

Por otro lado Cat era hermosa, alta,  pelirroja y con ojos azules,  no era extraño que Jessica también los tuviera así, pues toda la familia de Cat tenía esos ojos.
A Cat le gustaba mucho la música y el arte, no se dedicaba a ello porque sabía que cuando quisiera una familia tal vez no tendría la estabilidad que ella quisiera, estudió ingeniería igual que Ryan,  ahí se conocieron en la Facultad de Ingeniería del MIT, se mudaron de Estados Unidos porque no querían que sus hijos crecieran solo con comida rápida y refrescos, querían que tuvieran mucha cultura y raíces, Ryan era de México y Cat de EU., pero no querían estar en ninguno de estos dos, decidieron ir a Argentina, todos sus amigos habían ido ya de vacaciones y les contaban que es muy bonito, entonces no les pareció mala idea, se mudaron ahí cuando se enteraron de que serían padres.

—Vamos a ser muy felices los tres— Ryan besó la frente de ellas dos y comenzó a jugar con la mano de la pequeña Jessica.

No puedes confiar en nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora