Prólogo

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Querida Ann:

Siempre quisiste saber todos mis secretos, pero nunca quise que lo supieras, tenías siempre una buena idea de mi y no quería cambiar, todo el mundo creía conocerme, pero lo que no sabían, es que conocían una máscara, excepto tu, tu cada día ibas conociendo una parte de mi , cada expresión, cada movimiento me ibas conociendo, y justo cuando estaba dispuesta a confesarte todo te tuviste que ir, tuviste que dejarme sola, como era antes de tu llegada.
Recuerdo cuando te conocí tu eras nueva en la universidad y yo como siempre estaba al fondo de la clase con unos audífonos, leyendo un libro, cuando noto que me ven, levanto la cara y te veo a ti, tenías una sonrisa en tu rostro, tus ojos verdes me veían con cariño y tú cabello naranjado un poco despeinado,dijiste que te asignaron el lugar junto a mi, te sentiste y trataste de establecer conversación, pero siempre te ignoraba,aunque yo me portaba como una idiota contigo siempre eras amable y tratabas de conocerme. Te deje entrar en mi vida justo cuando me defendiste de Paulina Jones, ya sabes la chica zorra que me insultaba y llegaste tú defendiéndome, la dejaste con la boca abierta, eso me gustó de ti, me preguntaste si estaba bien, dije que si y te agradecí, pero nunca estube bien.
Después de clases me fui a mi casa donde eran causados mis problemas, mis padres siempre peleando, todos en mi escuela me insultaban, siempre me criticaban, de ahí mi bajo estima. Un día alguien toco la puerta y yo estaba llorando por culpa de mi padre, y cuando abrí estabas tu parada, me dijiste que éramos vecinas, pero me preguntaste porque lloraba, yo solo salí corriendo cerrando la puerta, y seguir llorando en mi habitación.
Sentía miedo y lo sigo sintiendo.

Bueno Ann me despido te escribo pronto.

Emma

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