Volver a casa

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Es una rutina... No sé ni de que me quejo, no sé cómo después de todo, aún no me acostumbro. No es que sea negativa, pero ya debería de irme haciendo a la idea que esto durará mientras yo viva; aunque no será por mucho tiempo, ya que mi muerte se aproxima.
Tirada en el piso; como si fuera un simple animal, ahí estoy yo, viendo como las viejas y polvorientas aspas del ventilador giran a su máxima velocidad. Es como ver mi vida reflejada ahí, llevando mil cargas encima, y aún así corriendo a toda prisa para comodidad de los otros. ¡Si! Esa sería yo, siempre pensando en el bienestar de los demás, sin tenerme en cuenta. Muchos aseguran que si uno no se ama a sí mismo, no puede amar a los demás. Realmente yo pongo mis manos al fuego y contradigo eso; ya que me interesan demasiado los sentimientos de las personas, me preocupo porque estén bien, aún cuando yo me odio hasta con las fuerzas que no tengo.
A sido un día largo y cansado. Regresé a casa de mis padres para quedarme un aproximado de 2 semanas, no sé si lograre estar aquí ese tiempo. Mis padres no son el problema. La casa, los rincones, cada cosa, cada sitio, los recuerdos que está me trae... Son los que me matan lentamente. Cada recordar es tan real, es como volverlos a vivir, es desgastante estar nuevamente dentro de esta casa.

¡A comer!
Dice la voz más dulce que e escuchado....
Era mamá llamando a cenar.
La comida era perfecta, mi paladar pedía a gritos toda esa comida dentro de mi. A mitad de cena, como es de costumbre, papá comenzó la platica; no recuerdo de qué trataba, pero me hizo reír mucho. Eran de esas platicas donde ese ser tan divido llamado papá! Me hace tan feliz, donde salen esas sonrisas fugases que solo el sabe sacarme.
Por fortuna esa noche no había novela, lo que ayudó a que mamá y yo tuviéramos una plática, ¡Nada fuera de lo normal!

-¿Cómo te fue en tus clases?
(Estaba de vacaciones, acabábamos de cerrar periodo en la universidad)
-Excelente madre! (Mentí, ya que había faltado más de una semana a clases, eso afectó fuertemente mi buen índice)
-Me alegro hija, siga así y valore todo lo que hacemos por usted porque es demasiado.

Volvía a echarme en cara lo que hacían ellos por mi, ¡No es necesario que me lo recuerde cada vez que puede! Lo tengo muy presente, pero no es nada fácil vivir sola, en otra ciudad, hundida en la depresión, donde los ataques de ansiedad controlan todos tus días. Mamá y papá, ¡También tengo problemas! Pero aún así pongo de mi parte por levantarme todos los malditos días para aprobar mis clases y que ustedes se sientan orgullosos.
Me duele en el alma el ver como no pierde oportunidad para reclamarme todo lo invertido en mi. Valoro su esfuerzo, los veo como los mejores padres del mundo mundial. Son mis héroes, mis guerreros! Pero aquí nadie mira mi esfuerzo y dedicación. Soy su niña! Y soy a la que más le reprochan cada cosa. A mi hermano mayor, a ese canalla que tanto abuso de su confianza, que tanto los defrauda, tanto les falla. ¡El que no supo valorar su esfuerzo! A él no le reclaman NADA... JAMÁS!
Tal vez y ese fue su mayor error. Darle todo y no demostrarle lo mucho que a ustedes les costaba. Así que gracias de alguna forma, por ser tan directos conmigo; de esta manera ahora valoro cada sacrifico, cada detalle. Analizó bien cada movimiento, para en un futuro muy cercano, poder superar todo y ser en la vida lo que ustedes más quieren. Y duplicarles todo lo que an gastado en mi, porque quiero que tengan claro, que todo esto no es un desperdicio, es solo una inversión.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora