EL DERECHO A LA VIDA
I
Conciencias dormidas de la gente que mira.
Miradas perdidas que no miran nada,
que ya no divisan la cruel realidad.
Despierto y nada,
te miro y me miras,
más no dices nada y me dejas marchar.
Devuelves mi vida a la sucia cloaca,
al vertedero austero que me va aniquilar.
Y me miras y callas,
y duermes tu conciencia,
y alimentas tu alma justificando mi mal.
He nacido y me muero.
He nacido y mi vida
es como la espuma de las olas
que se pierde en el mar.
Nacemos sin pedirlo.
Nacemos y la vida
es como la ventisca
que nos empuja al pasar.
El derecho a la vida es para unos pocos,
el derecho a vivirla es un puro azar,
la suerte de unos pocos
que son los que me invitan
a pasar por la vida...
muriendo al caminar.
No.
¿No tengo derechos?
¿El derecho a la vida?
¿No?
¿no tengo siquiera derecho a la libertad?
II
Conciencias dormidas de la gente que escucha.
Sordos oídos que no quieren escuchar,
que no perciben los gritos de la gente que clama,
que no oyen los lamentos,
los sollozos,
la angustia ahogada de los lloros al suplicar.
Despierto y nada,
te miro y me miras,
más no dices nada y me dejas marchar.
Me envías a la muerte,
a la muerte callada,
y no escuchas que me muero
si me dejas marchar.
No escuchas y me mandas...
No escuchas y me envías...
Y volvemos al infierno
porque no tengo derecho a luchar y batallar,
a pelear por mi vida y decidir si vivirla
o dejarla extenuar.
El derecho a la vida me ha sido negado.
El derecho a vivir es para los demás.
La vida de unos pocos
nos invita al suicidio
al mandarnos a la muerte sigilosa y cabal.
He nacido y me muero.
He nacido y mi vida yo no la dirijo,
no puedo siquiera mirarla al pasar.
Son otras las manos que dirigen mi destino,
son otras decisiones las que lideran mi andar.
Son tus ojos traidores que ciegan mi penuria,
tus oídos sordos que no escuchan mi gemir,
tu conciencia anestesiada que no siente mi tragedia,
quienes me mandan al Sheol,
a penar...
y a morir.
He nacido y me muero,
porque mi vida no es mía.
He nacido y me muero,
porque no puedo vivir.
No.
¿No tengo derechos?
¿El derecho a la vida?
¿No?
¿no tengo siquiera derecho a la libertad?
No.
No dejes mi vida perdida en el miedo,
no deseches mi alma,
no me dejes marchar al mar del albañal.
Que la vida es mi vida y también es la tuya,
y el derecho a vivirla...
sólo Dios nos lo da.
Genista77
Obra registrada en Safe Creative
Reservados todos los derecho de autor.
Código de registro: 1603096830880
ESTÁS LEYENDO
EL TIEMPO
PoesiaEn este libro publicaré poesías, de esas que resisten el paso del tiempo porque son atemporales, para ti ahora y para ti ayer y desde luego para ti mañana...porque el tiempo no existe más que en nuestras conciencias para poder justificar nuestro pas...