Fue todo un error. Un terrible error...
Nuestra segunda vez allí. El Monte Everest, el más alto del mundo, era imponente. Era, según mi parecer, demasiado grande. Más grande de lo que jamás hubiera podido imaginar. Y ahí estábamos, mi amiga Charlotte y yo, frente a esos casi 9000 metros de rocas, nieve, e hielo, formados luego de millones de años de procesos geológicos.
¿Cómo vamos a hacer esto? Es decir, ¿por dónde empezamos? ¿Qué camino tomaremos? ¿Cuánto tiempo tardaremos? Y lo más importante de todo, ¿acabaremos vivos? Pero no, no puedo, no debo ser tan pesimista. Quizás sí debería serlo. Me da un cierto sentido de precaución. Sin embargo, ni siquiera hemos comenzado a escalar. Escalar el Monte Everest no fue nuestra elección. O quizás sí lo fue, no lo sé.
¿Cómo pudimos ser tan idiotas? No deberíamos estar aquí. No deberíamos estar haciendo esto. Fue todo un error. Fue una imprudencia. Desearía poder volver en el tiempo y evitar todo lo que está sucediendo en este momento. Pero no puedo. Nadie puede. Debo, debemos aceptar que fuimos absolutamente insensatos en el pasado. En ese pasado no tan lejano. De hecho, sólo han transcurrido 2 semanas desde el incidente.
Me dirigí de nuevo a la cabaña con la excusa de tener que ir al baño. De repente, la realidad me golpeó en la cara. Me di cuenta de lo que había sucedido. De lo que estaba sucediendo. Un sentimiento de frialdad azotó mi espalda. Comencé a temblar ligeramente. Comencé a pensar en lo que podía suceder.
Pero una vez más, no debo ser tan pesimista. Mucha gente lo ha hecho y terminó viva. Sólo hay que tener cuidado y ser meticuloso. Y hay que tener algo de suerte con el clima. Otro factor influyente. Otro problema. ¿Qué vamos a hacer si las condiciones climáticas son inoportunas? Es cuestión de estar en el lugar equivocado y en el momento equivocado para que una tragedia suceda. El margen de error es pequeño. No podemos permitirnos ninguna equivocación, por más pequeña que ésta sea. Mucha gente lo ha hecho y terminó viva. Mucha gente lo ha hecho y terminó muerta. ¿De qué lado vamos a acabar nosotros? ¿Qué lado de las estadísticas engrosaremos?
Y pensar que fue todo un error. Un terrible error, el más terrible de los errores que haya cometido. Que hayamos cometido. Nunca debimos haber aceptado esa estúpida e imprudente apuesta. ¿Por qué aceptamos? Sólo habíamos bebido demasiado esa noche. Dave y John estaban sobrios. Supieron aprovechar esa ventaja. Esa ventaja decisiva que los colocaba a ellos donde estaban y nos colocaba a nosotros donde estábamos.
Salí del baño. Me reuní con Charlotte.
- ¿Estás listo? - preguntó.
- No. - respondí, ocultando ineficazmente mi incipiente nerviosismo.
¿Estoy listo? ¿Qué tipo de pregunta era esa? ¿Cómo podía estar listo? ¿Cómo cualquier persona podía estar lista? Estábamos a punto de morir. Cada paso era potencialmente letal. La muerte nos llamaba en cada rincón. No teníamos lugar en donde ocultarnos de ella. Era prácticamente inescapable. Era inescapable.
- Bueno, aquí vamos. - dijo Charlotte.
Aquí va un intento absolutamente inútil.
Cuatro días después, estábamos en la cima. Nunca hubiera pensado que íbamos a llegar. Nuestra misión había sido un éxito parcial rotundo. Habíamos escalado el Monte Everest. No obstante, debíamos bajar lo antes posible. Nos faltaba el aire. No contábamos con el oxígeno necesario. En la cima del Everest, la presión atmosférica es aproximadamente un tercio de la del nivel del mar. Por lo tanto, sólo contábamos con un tercio del oxígeno del que estábamos acostumbrados a respirar. Sin embargo, Charlotte y yo teníamos mucha experiencia. Conocíamos las formas de ahorrar la mayor cantidad de oxígeno posible.
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Cuentos cortos de tragedias, suspenso y misterio
Mystery / ThrillerUn breve compilado de cuentos cortos y miniaturas literarias que abarcan distintas temáticas, desde el misterio y el suspenso hasta el terror y los sucesos trágicos.