Cuentos cortos de tragedias, suspenso y misterio

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Los días pasan y nos acercan cada vez más a la muerte, aquella muerte inevitable, fruto de los mayores miedos de algunos, de la cual la mayoría de las personas quieren escapar en una ilusión careciente de sentido alguno y hacia la cual unos pocos individuos cuyas esperanzas están absolutamente perdidas, como yo, quieren dirigirse. Ya no puedo soportar más esta tortura que lenta pero progresivamente destruye lo poco que queda en el interior de mi alma solitaria, destrozada y miserable. Mientras escribo estas palabras, siento como el dolor y el sufrimiento azotan la totalidad de mi cuerpo. Es imposible olvidar ese látigo, ese enorme y penetrante cuchillo y ese trato tan inhumano...

Nunca hubiera podido pensar que la maldad humana podía llegar a este extremo, y el hecho de que me haya equivocado tan rotundamente es ciertamente terrorífico. ¿Por qué, de todas las personas en este planeta, tenían que elegirme a mí para ejecutar un secuestro?

Y la peor parte de este asunto es que en este preciso momento, a través de los sitios secretos de Internet, miles de personas con mentes tan enfermas como las de mis secuestradores y torturadores ansían verme sufrir y disfrutar a expensas del inmenso dolor que me provocan constantemente.

Y justo ahora, mientras plasmo mi trágica historia en esta pared, puedo oír sus pasos...

¡Si tan solo la muerte pudiese liberarme de una vez por todas del infierno por el que estoy pasando!