Pétalos De Rosas

Prólogo

Mis ojos ardian por las lágrimas que trataba de contener y mi pecho se oprimia de dolor mientras asimilaba sus palabras. Esto parecía tan surreal que me era difícil creer lo que acababa de oír. Sentía que mis piernas en cualquier momento me iban a fallar. Pero lo único que hice fue asentir en su dirección y dirigirme hacia su habitación donde había estado durmiendo los últimos días.

Saqué la pequeña maleta que tenía debajo de la cama y fui al armario para sacar la poca ropa que tenía allí, mientras lo hacia los recuerdos llenaron mi mente y fue demasiado, caí al suelo aferrandome a las sábanas del borde de la cama mientras lloraba. Sollozos salieron de mi boca mientras que las lágrimas mandaban mis mejillas y empapado las sábanas donde tenía escondida mi cabeza.

Todo era demasiado para mi. Mi corazón se rompía más con cada lágrima que brotaban mis ojos partiendose en miles de pedacitos y el dolor en mi pecho sólo se intensificaba con cada minuto que pasaba. Pasaron más de quince minutos me obligue a calmarme, me puse de pie seque misla lágrimas con el dorso de mi mamá y respiré profundo tratando de no volverme a romper, cerré por completo la maleta y la puse abajo mientras tomaba una respiración temerosa y ordene a mis pies moverse hacia la puerta.

Bajé lentamente las escaleras y camine por la sala hacia salida, pero me detuve en medio camino y puse mis ojos en la persona que me estaba causando tanto dolor que estaba revisando su teléfono sin importarle que yo estaba ahí, deshaciendome  por dentro. Tan sólo me quedé mirando su rostro, sus ojos verdes esmeralda, sus labios rosados y sus pestañas largas. Sólo quería memorizar la belleza de su rostro, sólo quería sus recuerdos buenos en mi mente. Pero el nunca levanto la mirada, como sí yo no existiera. Aún sabiendo que no responderá le dije con voz temblorosa:

-Adiós, espero... espero que tengas una buena

Abrí la puerta de la salida y salí cerrandola detrás de mi. Camine lentamente, arrastrando mis pies y mi maleta, sin rumbo, sin un lugar donde ir. Estaba sóla, completamente sin nadie a quién recurrir y lloré... de nuevo por que recordé que nadie me iba ayudar, sin un lugar donde ir.

La noche estaba llegando, cubriendo el cielo con su manto negro y con ella una fría brisa que hacia volar mi cabello y ponerme la piel de gallina. Me abraze con mi brazo libre mi cintura y seguí caminando sin ningún rumbo. Un relámpago ilumino el cielo negro seguido por un trueno y las gotas cayeron.

Corrí hasta una parada de autobús para refugiarme de la lluvia en el pequeño techo y sentarme a descansar. Subí mis pies al banco sentándose estilo indio y puse mi maleta enfrente mío y suspire.

Tenía que idear un plan para no quedarme en la calle. pero estaba vez tenía que funcionar. Sonreír en medio de mis lágrimas. Iba sobrevivir.

Eso es lo que siempre hago.