I DO.

Día dos: Rondas

El amor nunca fue lo mío, déjame decirte. Si no me quisiste antes, menos me querrás ahora. Pero, el morbo de mis letras, te hará caer. Porque yo pido una vez y las próximas serán tus ruegos. Y atento ahora en mis palabras, que si no te hiero.

Piensa en tu dolor, en el más atascado rencor; escupelo. Y cuando lo tires, recuerda el paisaje.
Ese ambiente grisáceo que tiñe tu mente y te hace sofocar. Estamos ahí, frente a lo que más odias.
¿Sigues temblando por eso?

No te pongas indiferente y mira. Cierra los ojos un momento y vive la escena. Estás ahí, observando con angustia e ira, reprimiéndote. Sin embargo, te daré la voz. Ya no te ahogarás al exclamar, esta vez las tienes todas para ganar.

Puedes llorar, pero lo dirás. Contarás cada palabra que por tanto tiempo guardaste. Y no te miraré mal, no te juzgaré; porque ahí estaré yo para ayudarte a mantenerte en pie.

Primero, te llenarás de su aura sombría. Tanto que querrás rendirte y no volverme a leer más.

Segundo, volverás y lucharás. Física y emocionalmente hablando. No te dejaré partir.

Tercero, flaquearás. Incompetente, te sentirás. Y la voz te daré para gritar.

Ya pronto sabrás como terminará. Por hoy, sólo espero que resuelvas el pasado para poder partir. Conmigo y los demás al mundo del nunca jamás.