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dos
¡kakashi-senpai!

el uniformado de máscara y cabellos desordenados, miraba ansioso por la ventana de aquel solitario salón

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el uniformado de máscara y cabellos desordenados, miraba ansioso por la ventana de aquel solitario salón. 

parecía aguardar por alguien y en efecto, así era.

no obstante, los minutos pasaban y ella no llegaba. 

él era el rey de los impuntuales y odiaba esperar.

irónico, ¿verdad que sí?

— ¿a quién espera, kakashi-senpai? —una voz muy conocida para él, rompió el silencio. sonrió.

era narumi.

sin pronunciar una sola palabra, el aludido caminó hacia kunoichi y la pegó a la pared, robándole el aliento en un apasionado y caluroso beso.

— ¿por qué tardaste tanto? —susurró él, sobre los labios de su hermosa novia.

frente a todos, ella era simplemente su fiel subordinada.

Pero, a puertas cerradas, ella era suya.

— lo lamento mucho—narumi le acomodó el chaleco táctico y dejó un beso en su barbilla temporalmente descubierta—. tenía que entregarle un informe al hokage.

— me iré a una misión en la mañana —dijo el de cabellos plateados, cambiando el tema—. ¿tu departamento o el mío? —esbozó una sonrisa juguetona. 

— ¿comida casera o instantánea? —ella le imitó, rodeándolo con sus brazos.

— casera —kakashi le alzó y de inmediato, ella le rodeó la cintura con sus piernas, ganándole en altura—. aunque, podríamos ganar algo de tiempo con instantánea —se encogió de hombros, fingiendo indiferencia—. sólo digo.

su novia le tomó del rostro y dejó una pequeña caricia en el lunar debajo del labio inferior del jōnin.

kakashi-senpai, usted siempre de pervertido —le impidió responder, a causa de otro beso.

— bueno, yo sólo quiero aprovechar cada minuto a tu lado —murmuró el sujeto, cuando ella le permitió hablar.

— lo sé —la kunoichi regresó la mascara a su lugar y se incorporó—.te espero en mi departamento, ¿de acuerdo?

— sí. en cuanto mis alumnos acaben con su entrenamiento, correré a tu lado —prometió.

— se paciente con los niños, gruñón —canturreó ella, caminando a la salida.

— narumi —le llamó él.

— ¿sí? —la chica se giró y en menos de un segundo, ya tenía a kakashi sobre su boca. no pudo resistirse. Le echaba tanto de menos. casi nunca podían estar juntos y así debían ser las cosas. ella lo amaba así tal cual, bajo esos términos y condiciones. sin embargo, muy en el fondo, deseaba que todo fuera diferente.

— te amo —murmuró él, con la idea que continuar besandole, pero un grito infantil los obligó a separarse.

¡kakashi-sensei!

— ¡ya voy! —y así, el peliplata enamorado, dejó ir a su novia y continuó a regañadientes con su labor de sensei.

nous 𖦹 kakashi hatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora