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— ¿puedes decirle al cachorro humano que deje de babosearme? —refunfuñó pakkun, alejándose de sakushi, el hijo del hatake que ya había aprendido a gatear.
— no es mi culpa, le gustas —la esposa de su invocador se encogió de hombros.
— tampoco es mi culpa ser tan encantador y adorable. pero, tu cachorro comienza a... ¡auch! —gruñó—. deja mi oreja, mocoso —el bebé mordía una de sus orejas y tiraba de ella.
— p-pa... pa... —comenzó a balbucear el bebé de cabello plateado.
— ¡no soy tu padre! —pakkun lo empujó dócilmente con su trompa, haciéndole caer sobre sus pañales—. que los dioses me libren.
— ¡he vuelto! —kakashi hizo acto de presencia—. pakkun, qué sorpresa.
— mira, kakashi. te voy avisando —el perro se paró frente al hombre—. no soy niñera, ¿lo entiendes? soy un perro ninja de élite. que tu mujer sea una incompetente con su cachorro humano, no es mi problema. ¡mírame! estoy lleno de las babas de tu mocoso.
— ¡te escuché, pakkun! —gritó narumi desde la cocina—. solo te he pedido un poco de ayuda, pedazo de mierda. estoy cansada de tus quejas. no volverás a dormir con nosotros.
— ¡gracias a dios! estaba cansado de escuchar el llanto de ese cachorro, todas las noches. ¡es tan fastidioso como su padre! me voy. me ha puesto de los nervios ese costal de vomito y mierda.
— ya basta —intervino kakashi, dejando que su hijo le chupara y tirara del cabello—. sus dientes están por salir, por eso se encuentra tan inquieto. es mi hijo. no me gusta que hables así de él. si mi mujer los necesita, para lo que sea, ya saben lo que deben hacer. punto.
— ¿te vas, pakkun? —la esposa del peliplata entró a la sala—. ¿entonces qué haré con éste estofado de carne que preparé especialmente para ti? —se agachó y colocó la olla frente al perro.
— ¡delicioso! —aulló, poniéndose en dos patas—. vale, el cachorro no es tan molesto. ¡solo bromeaba, solo bromeaba! —se rió. ahora era él quien babeaba—. me quedaré otro rato, si no les molesta. ¡a comer!
narumi se incorporó y acto seguido, kakashi dejó un beso en su frente.
— ¿cómo ha estado tu día? —preguntó ella.
— agotador, pero estoy feliz de regresar a casa.
— aunque saku te reciba con mordidas y mucha baba —soltó una risita y acarició el cabello de su hijo.
— esa es la mejor parte.
ambos sonrieron.
— te serviré la cena —la chica regresó a la cocina.
— jugaré con saku mientras espero.
el jōnin se sentó en la manta rodeada de almohaditas, peluches y juguetes, para de inmediato comenzar a jugar con su pequeño.
— p-a... pa —balbuceó el niño, mientras aplaudía y sonreía mostrando sus sonrojadas encías.
— sí, mi pequeño. soy tu papá —kakashi sonrió orgulloso de su criatura.
— ¡pa-p-a...! —sakushi gritó de emoción y se soltó del agarre de kakashi, para gatear muy rápido hacia pakkun.
— ¡que no soy tu padre, joder! —gritó el ninken.
meses más tarde, entendieron que el bebé no quería decir papá, sino pakkun. la primera palabra de sakushi, fue el nombre del ninken que no lo soportaba. irónicamente, pakkun y sakushi se volvieron inseparables desde entonces.
