Capitulo 14

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Capitulo 14

Escuche mi estomago gruñir, mientras miraba a la camarera que colocaba una gran pila de panqueques de arándanos al anciano enfrente de mi. Los suculentos olores dulces se esparcían por todo el lugar, torturando a mis entrañas hambrientas.
—Tu comida estará en seguida.
La rubia camarera gorjeo, lanzándome una sonrisa antes de volver a la cocina. 
Supongo que las mañanas eran muy ocupadas para la panadería Eugene’s, pero decidí que mi avena y tostadas a la francesa tendría la pena esperar. Ahora en Eugene’s parecía un pequeño, pintoresco y familiar-creado-desde-1675 restaurante, una joya escondida en la bulliciosa ciudad de Londres, con la mayoría de sus clientes mayores de setenta años.
Pero cuando le mande un mensaje a Liam diciéndole que nos encontráramos aquí para tomar un desayuno, el ya sabia donde estaba.
En el segundo en que lo vi entrar por la puerta, mis labios se curvaron en una sonrisa casi instintivamente. Me reí para mi misma mientras entrecerraba los ojos, buscando una mesa hasta que por fin me vio ocupar una hasta el fondo. El sonrió mientras me veía, venia hacia mi con las manos en los bolsillos, con una de sus camisas de cuadros, con pantalones caqui y unas botas marrones de apariencia fresca. 
— Buenos días ___ — saludo cálidamente mientras se sentaba lado mio. — cielos, extrañaba este lugar. — Añadió, mientras observaba las fotografías antiguas colgadas a la pared. — Mi mama me traía aquí todos los domingos en las mañanas.
— ¿Si? Que bien, el otro dia vine aquí por un bollo, este lugar es como un paraíso para las abejas. — Me rei; en silencio contemplando el hermoso cabello de Liam que caía en su frente. 
—Asi que, ¿Cómo ha sido tu tercer día aquí en la ciudad hasta ahora? — pregunto Liam, llamándome la atención con la guardia baja. 
Así es, solo he estado aquí tres días, parecía mas tiempo debido a los recientes acontecimientos. 
—Mejor que nunca. — Sonreí en broma, antes de poner mi teléfono en la mesa, delante de mi. Ya lo veía venir, un mensaje de aquel acosador seguro de lo que estaba a punto de decir. 
Pero nada.
Hasta ahora, no me ha llegado otro mensaje. Rezaba para que fuera una buena señal.
La camarera llego con una bandeja llena de comida deliciosa. 
—Aquí estamos…. — Murmuro mientras colocaba los platos de comida delante de nosotros. — Dos ordenes de tostadas a la francesa y avena. ¡Provecho!
—Oh, lo siento, me adelante y ordene lo mismo que yo.— Le explique a Liam que miraba el plato. — Quiero decir, ¿Quién no ama una tostada francesa? 
Me reí nerviosa, esperando que a Liam le gustara las tostadas. 
—Esto es extraño. — Dijo sacudiendo ligeramente su cabeza, frunciendo las cejas. — ¡Esto es exactamente lo que siempre pido!
El sonrio, cogiendo un tenedor para empezar a comer. 
—¿En serio? — dije aliviada, —Que bien, por que, honestamente yo lo suponía. — Admití encogiéndome de hombros. 
El se rió.
—No es broma, la verdad , siempre pedía eso desde que tenia seis años.
Por mucho que quisiera seguir hablando, mi estomago me pedía a gritos que lo alimentara. Empece a poner la harina de avena en mi boca, saboreando el sabor dulce con azúcar morena en mi lengua. Tome un sorbo de jugo de naranja antes de tomar un pedazo de tostada, ni siquiera me importo cortarlo antes de metérmelo a la boca. 
—¿Hambrienta?
Se rio Liam, mirándome comer mi comida como si fuera un hombre de las cavernas. 
—Bueno, ya sabes, las mujeres y su comida. — Dije riéndome tímidamente, un poco avergonzada. Pero no me arrepiento de nada, ni siquiera verme como una salvaje frente a Liam, por que era la mejor tostada francesa que he comido. 
Mi teléfono sonó en la mesa, destruyendo mis esperanzas que pude haber tenido de no recibir mensajes de el hoy. 
“Personalmente, odio las tostadas francesas.” 
Y asi, el día tres de mensajes anónimos comienza.
Fruncí el ceño, pasándome la mano por mi largo cabello suspirando fastidiada. 
—¿Todo bien? — Pregunto Liam cuando vio mi reacción hacia el mensaje, probablemente todavía estaba preocupado por mi comportamiento la noche anterior. 
—Uh, si, esta todo bien. —Dije dándole una sonrisa. 
—Oh, esta bien.
La conversación paro por unos minutos, el único sonido que habia era de nosotros mientras terminábamos nuestro desayuno. 
—Bueno, en realidad no. — Dije; rompiendo el silencio, con firmeza mirando los ojos confundidos de Liam. —No esta todo bien.
— ¿Qué? Entonces, ¿Qué pasa?
—Bueno, em, veras, me han llegado mensajes. De un numero desconocido — comenze poco a poco, observando como Liam me prestaba atención mientras le contaba.

Rescatame -Liam PayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora