El Viejo De La Isla

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Con rapidez levantes Araceli y a Marcelo.

—Jeremías Qué sucede Deja me dormir

— Si necesito mis 8 horas de sueño sagrado

— pues podrás soñar mucho en la isla que se nos está escapando

a toda prisa nos levantamos empezamos, a volar hacia la isla cuando aterrizamos , Araceli se detiene para hacer un comentario ocasional

—es cosa mía o se veía mucho más pequeña la isla desde el cielo.

Era muy temprano y todavía seguíamos cansados de la levantada, Así que decidimos caminar.

empezamos a ver si los conejos negros que decía el papel.

parecían seguir una especie de rastro de polvo,empezamos a seguirlos caminamos un buen rato para hacer la isla Tan pequeña

nuestros pies estaban dolidos y el calor empezaba a afectarnos

Cuando nos dimos cuenta el sol ya estaba encima de nosotros

empezamos a ver en el fondo unos cuantos árboles que empezaban a tapar el el calor en una manta de oscuridad

con rapidez nos adentramos pero no era un bosque solo eran unos cuantos árboles.

este lugar no se está jugando bromas dije yo.
y Marcelo contesta

—No dejaré que una mierda de isla juegue con mi cabeza

sacó su espada y empezó arañar los árboles.

comprendo que quería desquitarse, pero lo único que hacía era quitarnos la poca sombra que quedaba.

por lo saqué mi espada la coloqué debajo de la de él y la lancé por los aires le dije

—no ves que nos vas a quitar la poca sombra que nos queda

No me di cuenta, pero la espada de Marcelo empezó a caer, y la única persona que se dio cuenta fue Araceli. quién me empujó para que no me atravesara.

con una gran precisión, la espada perforó, justo en medio de sus alas, e inclusive salía por él por el pecho.

Me sentí un poco triste pero no lo suficiente, como para darme cuenta de que sólo era una ilusión.

por algún motivo no podíamos ser dañado por armas mundanas, como las espadas

sólo contemple su cuerpo tirado en el suelo, esperando que se levantará.

de alguna u otra forma se cumplió, se levantó y dijo

— siento que hubiera caído desde el árbol más alto

al parecer no se dio cuenta de que tenía la espada en su cuerpo.

Sólo nos quedamos viendo a su pecho, por donde traspaso

empezó a sentirse apenada, eso lo leí en su rostro.

seguramente es porque le estábamos viendo los pechos.
pero con un poco de coraje nos dijo.

—muestran algo de respeto pendejos.

en eso Marcelo le dice.

—no te muevas

—porque.

—sólo no te muevas

—quita tus manos en mi espalda
Yo dije.

—Araceli Por favor no te muevas

y le sacó la espada.

Dije yo.

—al parecer estos collares nos hacen inmunes a las armas

Araceli dice.

—pero sí me dolió

—pero no estás muerta

y Marcelo contesta.

—creo que simplemente fue un poco de suerte.

–descansamos bastante sigamos avanzando

Empezamos a volar, nos tomó mucho tiempo y yo empecé a enojarme.

el sol estaba quemando mi espalda y mis alas, ya no daba para más

me dejé caer pues no moriría.

Desde la distancia me veía como una gota de sangre con alas que se deslizaba por la mejilla de la vida cuando.

abrí los ojos empecé a ver esa casa metálica por lo que juntando todo mi coraje empecé a volar otra vez

  no quería estrellar me con la casa de este hombre.

cuando Araceli y Marcelo también bajan me preguntan

—qué es esto.

—es la casa de Aquel viejo.

—que nos decía el papel

El Guerrero Del Averno. [En Progreso] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora