El Principio De La Eternidad

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Estuvimos un tiempo con el viejo. nos dijo que la única forma de liberar a los arcángeles y que yo fuera libre de las cadenas del compromiso, era esperar.

una antigua leyenda contaba que el satán antes de ser encerrado dijo que cuando cayera el último Arcángel libre se desataría la guerra y el sería libre. pero culto decía que, los encerrados serían libres.

o se hace que el y los arcángeles pudieran escapar de su encierro.

eso se cumpliría dentro de muy poco tiempo por lo que lo único que necesitaba era prepararme.

la guerra iba a estallar cielo e infierno en la mismísima tierra.

lo único que me faltaba era un arma el viejo me contó de que se escondía un arma en lo profundo de la jungla de granate.

se escondía la espada de horus una espada con una aleación de oro, más poderosa que la del mismísimo San Arcángel.

Antes de partir, le dejé la espada a Marcelo. Pensé que le serviría saber, qué San Arcángel era su padre.

Justo después de esto me encamine directo hacia la jungla de granate.

Durante el camino, Estuve escuchando leyendas de que muchos valientes hombres se perdieron Igualmente buscado en el mismo botín. Se decían que esa contiene los poderes de los  dioses egipcios.

Se cuenta que sucumbieron ante la furia El Gran Señor  Dios de los ejércitos. fueron encerrados en la espada, ocultados en la jungla de granate para que ningún mortal pudiera profanar su oscuro poder.

Una vez encontré la jungla y puse los pies dentro de ella es donde empezaría mi verdadera tortura.

el corazón de la jungla era la mayor trampa mortal que jamás había visto.

custodiada por fieras, espesos bosques y junglas, escasos recursos de alimento y una sofocante vegetación, Qué de sólo verla te dan ganas de morir.

mucho tiempo peleando contra las bestias, mi carne casi toda muerte y pútrida.

durante todo mi tiempo Sólo me quedé pensando en una cosa

¿quién o qué era ese reflejo que encontré en el lago?.

Seguí caminando hasta que Tropecé y encontré una pequeña cueva con un  riachuelo, que desembocan en el mar.

Me acerqué un poco hacia la orilla para poder ver mi reflejo en el agua, seguí observando lo un tiempo, cuando me empezó a hablar.

–nos volvemos a ver.

Me dice el reflejo en el agua,
A lo cual respondo.

—ahora, quiero respuestas.

—para empezar, ¿quien jodidas eres?.

–tonto, es que aun no te has dado cuenta.

–cuenta de que.

–no sabes lo que corre por tus venas, no tienes idea de por qué se la curaba el viejo de ti.

—tu no sabes quien eres.

El Guerrero Del Averno. [En Progreso] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora