Final

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Aiyana entró al auto de la policía. El corazón se le partiría en cualquier momento. Sentía que apenas podía respirar bien. Todo le dolía. Incluso le costaba pestañear sin derramar algunas lágrimas. Todo esto le dolía en el fondo de su alma. El hecho de irse. Abandonar ese departamento en el que ella e Ian...habían hecho el amor, en el que había sentido más que un simple afecto de parte de él. ¿Había sido verdad? O... ¿solo se lo había imaginado?

- Vas a estar mejor con nosotros. – le dijo uno de los policías. Acomodó el retrovisor, mientras Aiyana se acomodaba en la parte trasera. El policía encendió el motor.

- Llévala al aeropuerto y vigílala hasta que el avión haya partido ¿entendido? Nos quedaremos aquí hasta hallar pistas de ese idiota.

- Entendido.

A Aiyana se le encogió el corazón. 'Ian'...oh no joder. Deseaba al menos despedirse de él. El auto arrancó. Aiyana movió la cabeza, con una pequeña esperanza en el corazón de encontrarlo en alguna parte, mirándola desde algún lugar, o quizá tan solo verle un segundo por última vez. Pero el auto avanzó, ella con él ahí adentro, y no lo veía...y no lo vería nunca más...

**

Gene cogió el celular. Marcó el número de Ian, este contestó.

- Ella está en el auto. – le dijo Gene. A Ian se le aceleró el pulso. – me vas a tener que pagar algo muy grande cuando acabe todo esto.

- Si todo sale bien, te prometo que sí.

Gene colgó. Dobló la esquina y siguió el auto del policía, aquel que llevaba a Aiyana ahí dentro. Lo siguió sigilosamente, esperando el momento exacto. Fue entonces cuando en un momento de la carretera, solo se encontraron los dos autos. El suyo y el de ese jodido policía. Gene sonrió. 'Te tengo'. Chocó la parte trasera del auto policial.

**

El cuerpo de Aiyana se balanceó. De inmediato se volteó a mirar hacia atrás.

- ¡Joder! – gritó el policía, observando por el retrovisor. Detuvo el auto y bajó de él. - ¿pero qué demonios le sucede? – gritó alterado. Aiyana solo miraba desde adentro.
Gene también bajó del auto, y al oficial solo le faltó pestañear para observar el arma que traía en las manos.

- Saque a la chica del auto.

- Qué...pero... - tartamudeó.

- ¡Que la saque si no quiere que le vuele los huevos! – gritó Gene.

Y entonces Aiyana lo reconoció. Sí, claro que sí... lo había visto antes. El amigo de... ¡Ian! , bajó del auto de inmediato. Con una esperanza. Quería verlo, por última vez...quería sentir sus labios sobre los suyos al menos por un instante. Gene volvió a coger su celular con la otra mano, sin dejar de apuntar al policía, marcó un número y se le enseñó a Aiyana.

- Él tiene algo que decirte.
Aiyana cogió el teléfono, colocándose instintivamente detrás de Gene.

- Sube al auto. – le volvió a indicar él. Aiyana obedeció. Una vez adentro... por fin pudo hablar con aquella persona que esperaba su voz en el teléfono.

- ¿Aiyana? – ella se estremeció. Las ganas de llorar le volvieron. Pero se resistió. - ¿eres tú?

- ¿Dónde estás? – le preguntó ella. Con un hilo de voz.

- Perdóname...

- ¿Por qué?

- Por esto. – Ian respiró hondo. Era su última oportunidad con ella. La última. Esta vez no habría otro día, ni otro momento. Era ahora, o la perdería para siempre. – Por hacerte pasar por estas cosas...

- Ya no importa. – le respondió ella.

- Sí importa. Me importa a mí.

- No me mientas...joder ya lo sé todo...

- No... dime que aún confías en mí... - murmuró él. Cuanto deseaba tenerla junto a él en ese momento. Poder abrazarla. Amarla, tanto como podía. – yo... yo no quiero decepcionarte a ti también.

Aiyana guardó silencio. Una lágrima brotó de sus ojos.

- Aiyana... - murmuró él. – he cagado todo... ya lo sé, sé que soy un gran imbécil, que nunca hago las cosas bien, y que he cometido millones de errores en toda mi vida... pero no quiero equivocarme de nuevo. – se quedó en silencio por unos segundos. Tenía a Aiyana en la otra línea. Escuchaba su respiración, y no dudo en pensar que lloraba. – no quiero dejarte ir... mi amor...

Aiyana abrió un poco más los ojos. Apretó el celular con las manos. 'Mi amor...'

- Te amo Aiyana... te amo como nunca he amado a nadie en el mundo. – él respiró. Ella no pudo evitar sonreír. – y si no me crees pregúntaselo al gilipollas de Gene, jamás he hecho esto por nadie...

- Quiero que me lo digas en persona. – le dijo ella. Aiyana sonrió.

- Ven aquí conmigo entonces...

- ¿Dónde estás?

- En el aeropuerto y... tengo dos boletos... - Aiyana sonrió de nuevo. Gene subió al auto, después de una bonita conversación con el policía. - ¿quieres venir conmigo?

Secuestrada 1T #SSSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora