Capitulo 1: El bosque

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Laura

Cuando desperté lo veía todo borroso, como si mis ojos fueran un cristal totalmente empañado. Poco a poco recuperé mi visibilidad. No sabía dónde estaba. ¿Cómo había llegado allí? Creo que estaba en medio de un bosque desconocido, todo era verde. Soy consciente de que yo no llegué a ese lugar por mi propia voluntad, alguien me había llevado. La cuestión es dónde estaba esa persona, o personas. Aunque no estoy segura de que fuera alguien, sino algo.

Me levanté del suelo y miré a mí alrededor. Tenía las dos piernas entumecidas. ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? La verdad es que no lo tenía claro, pero lo que sí sabía con certeza era que debía salir de allí en cuanto averiguara dónde me encontraba.

Hay alguien que se mueve entre las sombras de los árboles.

-Deja que te vea.- parece que entiende mi idioma pues se adelantó unos pasos, suficiente para que viese su rostro. Tenía el pelo tan oscuro que diría que es negro; y unos ojos tan verdes como el bosque donde se encontraba. Parecía tener unos 17 años, como yo- Dime tu nombre.

-Rai, a secas. Te toca.- parecía como si no tuviese ganas de hablar. Comenzó a dar vueltas a mí alrededor, inspeccionándome.

-Laura. Oye, ¿puedo hacerte una pregunta?- no dudó ni un segundo en asentir con la cabeza.- Bien, ¿Dónde estoy?

-¿No lo sabes?- soltó una carcajada.- Una novata, no durarás ni un día aquí sola.-No había respondido a mi pregunta aún. Le eché una mirada cargada de odio y frustración.-Está bien, está bien. A este lugar lo llaman "El Bosque de las almas perdidas". Cuenta la leyenda que los súbditos del Rey de unas tierras cercanas, venían aquí a sacrificarse y librarse de la espantosa vida que llevaban; pues quien entra en este bosque no sale de él jamás. ¿Te sirve de algo?

-Me sirve, pero no de mucho. Esta información es solo una de las 100 piezas de un puzzle.- El tipo tiene pinta de ser inteligente, además de un sabihondo. Quizás pueda responderme a alguna de las cuestiones que tenía en mente en ese momento, así que continué.- ¿Sabes por casualidad cómo he llegado? ¿O quién me ha traído a este lugar?

-Claro, soy yo el que te trajo esta mañana. Sabía que no podías ser una enemiga, no te había visto nunca, así que me fui de caza para hacer tiempo hasta que despertaras.- Parecía de confianza, estaba diciendo la verdad, eso me enfureció más.

-¿¡Cómo!? ¿Me has dejado inconsciente aquí tirada? ¿De qué vas?

Me levanté de un salto de la piedra donde anteriormente me había sentado.

-A ver, relájate, te lo voy a explicar todo: Yo estaba llevando a mi casa verduras que había comprado en el mercado del pueblo, fue entonces cuando te vi tumbada en el suelo. Me acerqué a ti pero vi que no estabas dormida, sino inconsciente en medio de un camino público. No sé qué te hubiese hecho de Rey, pero decidí llevarte conmigo al bosque, al fin y al cabo no se está tan mal aquí, ¿verdad?- Creo que esperaba mi respuesta pero teniendo en cuenta que no me encontraba muy bien y no había nadie a parte de nosotros, no es muy acogedor que digamos.

-Ajá. Oye pero, ¿no decías que una vez que entrabas, no se podía salir?

-He dicho lo que pasa en general a la gente que viene a este lugar. De vez en cuando, hay excepciones- se señaló a sí mismo con cara de suficiencia- que se permiten el lujo de entrar y salir cuando quieren. Lo único que se necesita es saber defenderse bien y encontrar comida con facilidad.

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?- pareció como si a esa pregunta no quisiera darle una respuesta.

-Basta de preguntas. Esta oscureciendo, vámonos ya. Este bosque puede ser peligroso para alguien que no sabe a qué se enfrenta.- parecía seguro de eso pero negué con la cabeza.

-No voy a ir contigo, puedo defenderme sola. No te necesito.- me di la vuelta, dispuesta a dar vueltas alrededor del bosque hasta que amaneciera- Nos vemos mañana, Rai.

-No puedo obligarte a venir conmigo pero te lo recomiendo.- Yo no tenía pensado decir nada más.- Hasta mañana.

No estaba segura de qué estaba haciendo en ese momento pero quizás el bosque no fuera tan peligroso como dice.

- Una cosa más, no dejes que te maten- sonrió, pero temo que lo dijera en serio.

Nos separamos en direcciones contrarias, perdiéndonos en la oscuridad que amenazaba con cubrirlo todo.

El bosque de las almas perdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora