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ME LLORÉ la vida con el final de Voltron, es que fue tan mierda y no lo digo por el klance no canon, sino por el final de mierda que le dieron a Lance, él merecía más, merecía ser completamente feliz y tengo pena weón
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Keith por cuarta vez consecutiva desarmó el nudo de su pajarita con completa frustración. Un suspiro exasperado escapó de sus labios y en un ataque de ira la arrancó de su cuello y la aventó al suelo con violencia.
—¡Quiznak!—Exclamó escondiendo su rostro entre sus manos.
Keith podía enfrentarse a un Imperio, hacer maniobras peligrosas e incluso ser líder del equipo más importante del universo, pero no podía hacer un estúpido nudo. Había pensado en pedir ayuda a su madre, sin embargo dudaba que ésta supiera algo de pajaritas y nudos.
Shiro había sido su primera opción pero lo había descartado tan pronto había recordado que se encontraba inspeccionando los últimos detalles de la ceremonia y Keith simplemente no quería molestarlo con sus problemas mundanos. Se sentía incómodo e inútil. Los eventos y ceremonias de reconocimiento como la que se llevaría a cabo hoy, no eran de su agrado y hasta podía decir que las detestaba. Apenas podía ser comunicativo con su equipo y frente a una multitud con miles de personas...entraría en pánico.
El solo imaginarlo fue suficiente para que Keith se sintiera agobiado y para que el aire abandonara sus pulmones. Sintió una opresión en su pecho al mismo tiempo que su respiración se volvía errática y corrió hasta el lavabo para mojar su rostro e intentar controlar su respiración. Bebió agua intentando aminorar el nudo en su garganta. Si continuaba así de frustrado, terminaría por ser un lío de lágrimas y llanto.
—¿Keith?
Keith alzó su rostro en dirección a la puerta. La voz de Lance había sonado suave y preocupada. Ahora mismo, Keith no podía maldecir más a su suerte.
—¿Estás bien ahí, amigo?
El corazón del azabache se estrujó y sintió su estómago caer a sus pies.
—S-Sí.
El paladín maldijo en su interior. Su voz había sonado rota y temblorosa, Keith estaba seguro que Lance se había dado cuenta sin embargo el castaño no insistió y sólo respondió un 'Bien'.
El azabache se quedó unos largos segundos encerrado no sólo en el baño sino en sus pensamientos. Intentó controlar su respiración y cuando finalmente sintió que se encontraba bien, o al menos no al borde de un ataque de pánico, tomó el pomo de la puerta y salió. Su sorpresa fue inmediata al encontrar a su compañero sentado al borde de la cama con una expresión relajada en su rostro y ya vistiendo el atuendo de la ceremonia.
