Capítulo 03: La cita.

2.1K 196 102
                                    

Viernes, 14 de Febrero de 2014.


El día pasó muy rápido y el día siguiente finalmente llegó después de que hubiese estado todo el resto del día pensando en ese ojos azules. Y en qué demonios había pasado exactamente con Luke Harper ayer.

¿Él en serio me había besado la mejilla?

Al abrir mis ojos pude ver desde mi viejo y querido reloj de Tororo que eran las seis en punto de la mañana. Decidí levantarme para ir a hacer todo, para luego ir al instituto, pero cuando me levanté del colchón sentí que todo empezó a dar vueltas. Estaba tan mareado que ni podía seguir de pie, tenía náuseas. Me sentía mal. Todo mi cuerpo me dolía. Y por eso solo me tiré devuelta en la cama con mi pijama y comencé a respirar despacio para calmarme, pero no funcionó, me sentía realmente mal.

Por suerte mi mamá entró a mi habitación y me ayudó. Me dio una pastilla y me dijo que me acostara a descansar. Ella solo decía que tenía que dormir para que la pastilla hiciera su efecto. Pero yo no quería, quería ir al instituto. Además, tenía que entregar el taller de Matemáticas que tanto me había esforzado en hacer con Luke. ¡Por qué mi cuerpo había querido fallarme este día!

- Mamá debo ir al instituto...- musité un poco mareado, mientras que seguía recostado en el colchón.

- Alex estás enfermo, por lo menos duerme. Además, recuerda que te hiciste ese moretón en el labio mientras paseabas a Otis, ¿será por eso que estás así?- se preguntó mi madre con preocupación, observando lo hinchado que mi labio inferior se había puesto por el golpe de Racso.

Cuando mi mamá llegó ayer del trabajo y me vio el moretón que me había echo Racso en el labio, se preocupó bastante. Y yo le mentí descaradamente. Le dije que me había hecho eso porque saqué a Otis a dar una vuelta, y que distraídamente choque con un poste. «Otis» es el perro de la familia. Él es un Golden Retriever, y por ende solía tener mucha fuerza a la hora de que lo sacábamos a pasear. Era tan fuerte que podía controlar el paso, mientras que lo sujetábamos de la correa. Por eso yo lo utilizaba para mentirle a mi madre, cada que Racso me hacía un moretón notable.

Yo le mentía descaradamente a mi madre.

- Mamá no creo que sea por eso...- murmuré con un tono muy bajito, sintiéndome mal por todas esas veces que le he mentido.

- Cariño, solo relajate, debes de descansar- me dedicó una dulce sonrisa en su maternal rostro. Pero, aún así pensé que tenía que volver al instituto.

Debía de entregar el taller.

Sí, solo eso.

Nada más.

- Mamá no puedo quedarme en cama, porque tengo que ir a entregar la tarea que hice con Luke- le expliqué como una excusa, realmente necesitaba ir.

No sabía por qué exactamente.

Pero realmente quería ir. Sentía la necesidad. Y extrañamente no me importaba la tarea, yo solo quería... ver a Luke. Era extraño, me sentía extraño. Además, siento qué raramente me gustó el beso de ayer... ¡Mierda qué digo! Él es un hombre y yo también.

¡Y yo no soy homosexual!

- Cariño, tranquilo, llamé al instituto y dijeron que no fueses sí te sentías mal. Por eso podrás entregar la tarea el Lunes, ¿está bien?- habló mi madre con tranquilidad, para intentar convencerme. Algo que al final funcionó, ya que a ella no le podía llevar la contraria. Porque mamá siempre ganaba.

- E-Esta bien...- acepté en un suspiro, mientras me acostaba cómodamente en la cama para luego cerrar mis ojos.

- Que duermas bien, cariño...- dijo mamá con una de sus mejores sonrisa, antes de besarme en la frente dulcemente.

Eres Mío ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora