Él portaba perpetuamente una careta, con la que aparentaba a ojos de todos ser una bestia, un verdugo sin atisbo alguno de emociones o sentimientos. Sin embargo, si alguien se arriesgaba y escrutaba por debajo de ella, no encontraría más que un hombre destrozado. Sus sentimientos serían rebosantes. Su sonrisa vasta y ornamentada con un par de hoyuelos alegrarían la existencia de cualquiera.
Louis se había ganado eso. Ahora, el ojiazul le observa con sus centelleantes fanales, como si estuviese contemplando a un legítimo ángel. Quizás un ángel caído. Sus alas un poco descompuestas al igual que su alma, pero un ángel al fin.
Las callosas palmas de Harry le acarician los brazos, para luego juntar sus frentes, ambos aspirando el cálido vaho ajeno. La sonrisa que Louis tanto adora se ha plasmado frente a él. Sus pestañas aletean reiteradas veces, tenaces en su intento de disipar las traicioneras lágrimas que se aglomeran bajo sus cuencas oculares.
-Bailemos... La situación lo amerita.-le ruega bajito, sólo para los oídos de su general.
-No. Yo no bailo. -responde él, juntando sus párpados. Suspira, sintiendo un íntegro sosiego envolviendo su atormentada alma cuando Louis llevó sus pequeños brazos hacia su cuello, acariciándole dulcemente. -Aunque por ti podría hacer una excepción. Sólo por hoy.
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Pictures and letters (Larry Stylinson)
Short StoryImágenes con breves historias sobre Larry