Enferma

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Cuando las horas hubieron pasado dolorosamente como lo había pensado decidí ver la hora. Me levanté trabajosamente de mi cama, los estragos del calambre aún seguían ahí. Hice una mueca de dolor al sentir el frío piso de lozeta en la plantas de mis pies, me dirigí a mi buró y tomé el móvil. Eran las seis de la mañana aún, suprimi una maldición al recordar que tenía escuela y fui directamente a mi closet. Aun sin prender la luz saque del mueble mi horrendo uniforme color azul marino, me calzé las fastidiosas calcetas que hacían juego con el, me puse los ridículos zapatos negros y sentí un tirón de nuevo en el mismo lugar donde me había aquejado el dolor, no en el alma , ni en el corazón , en la espalda.

Como de costumbre, salí de mi cuarto y me encontré con mi madre, que caminaba por el pasillo aún somnolienta.

- Buenos dias mamá - dije dando un breve beso en su mejilla

- Buenos dias ,hija- respondió con una sonrisa- ¿cómo dormiste?-

-Bien gracias- mentí, cuando la repuesta en realidad debió ser <<tuve otra noche pésima>> En realidad me sentía enferma, como una pequeña pieza de porcelana a punto de desmoronarse, y cada día después de aquel en que la perdí a ella no podía evitar que incluso preguntas como esas se me clavaran hondo, ensanchando una herida que nunca había parado de sangrar.

Bajé rápidamente las escaleras, solo sentía dolor, dudas, incertidumbre, pero sobretodo culpabilidad y ese sentimiento de abatimiento que estaba ahí siempre, que me recordaba la mierda de persona que soy. No me di cuenta, y di un mal paso mientras bajaba, el miedo me envolvió el corazón cuando estuve consiente de que me iba a caer, no hice nada, tropecé y solo sentí mis sienes impactar contra la esquina de un escalon, todo estába confuso, la cabeza me daba vueltas, sentí un líquido caliente correr por encima de mi ceja derecha, y por un extremo de mi labio, dolía, pero nunca más de lo que me dolía el echo de estar viva.

PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora