Herida

4 0 0
                                    

Pude escuchar a mi madre , que apresurada, bajaba las escaleras. Su voz parecía lejana, y estaba eclipsada por el dolor físico, levanté el rostro y pude verla,su rostro estaba deformado por la preocupación, me apoyé en las manos para ponerme en pie,  y caí en la cuenta de que ni siquiera me había molestado en tratar de protegerme con ellas, tal vez ya no me importaba.

Pasé el dorso de mi mano por la comisura de mis labios y un líquido la humedeció,  al separarla, me di cuenta de que era lo que pensaba , sangre, hice lo mismo con mi ceja, también  estaba herida. Al levantarme, no pude evitar encontrarme con la mirada de mi madre, pero retiré los ojos  cuanto antes, no podía mirarla por más tiempo. Estaba preocupada, y eso era lo que dolía, no quería que lo hiciera mas, no lo merecía.  Me apoyé en mis manos para levantarme,  evitando su rostro.

- ¿ Qué pasó  hija? ¿ Qué te sucedió?- era una pregunta que ni yo misma podía contestar, aceptar que mi vida se estaba derrumbando era más difícil de lo que pensaba.

- Creo que. ..., creo que no estaba poniendo demasido atención- dije llevándome una mano a la ceja, tratando de masajearla- voy a limpiarme - . Subí las escaleras con cuidado, esperando que mi madre me siguiera y así lo hizo. Llegamos a mi cuarto y me hizo sentarme sobre el retrete. Tomó debajo del lavabo una borla de algodón y una botella de alcohol y se apresuró a limpiarme las heridas, sin dejar de buscar mi mirada, con el ceño y los labios fruncidos de preocupación.

- ¿En donde tienes la cabeza?- preguntó de pronto con un tono de regaño que disfrazaba su preocupación.

- Creo que todavía estoy dormida- respondí sencillamente, fingiendo una sonrisa divertida.

- Pues ten cuidado hija- le había quitado el disfraz a su tono  de preocupación  mira nada mas lo que te hiciste en la cara-

Solo respondí con un asentimiento de cabeza, no podía pensar en responderle algo mas y fingir otra sonrisa, no tenía mas energía para eso.

Cuando salió de mi cuarto,y me dejó sola (no sin antes recordarme que me diera prisa para bajar a desayunar) decidí apagar las luces, quería que todo siguiera tan oscuro como en la madrugada,  tal vez para recordarme que desde hace tiempo no había más colores que el gris y el negro en mi vida.

PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora