Capítulo 40

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La chica cayó dormida probablemente debido al alcohol en sus venas. Mejor, así no sabría a dónde la llevo.

El camino fue en silencio. Al llegar, la moví, ella me empujó suave y volvió a dormir. Amarré sus manos y luego la moví más fuerte.

— ¡Ey! Zorrita, despierta. — levanté la voz y ella se asustó.

Asustada miró alrededor y luego a mi. Yo me bajé del auto y la obligue a bajar. Ella miraba todo y trataba de zafarse de mi agarre. Obviamente no pudo ya que yo era mucho más fuerte. Entré a la cabaña y la obligaba a caminar. Ya quiero bañarla en su propia sangre.

La acosté en la cama y amarré sus pies. Ella lloraba mientras que yo buscaba todo lo que usaría con ella. Encontré un bate, nunca he usado uno para jugar y mucho menos para golpear a alguien, me tentaba la idea. También busqué algunas cuchillas.

— Por favor, dejame ir. No te he hecho nada. — lloró.

— Tú no has hecho nada pero... tengo muchísimas ganas de hacerte rogar por tu vida. — sonreí.

— ¿Va-vas a asesinarme? —

— Voy a divertirme abriendo tu vientre, o mejor, golpeándote hasta morir. — dije con el bate en manos.

— ¡No, por favor...! ¡Noooo! — Gritó al yo dar el primer golpe con el bate en su vientre.

— Venga nena, grita más. — sonreí de lado y volví a golpearla.

La golpeé con el bate unas 10 veces antes de soltarlo. Tomé una cuchilla y la pasé por su cara, no la lastimé, sólo quería que la viera. Ella apretó sus labios.

— Grita nena. — dije y comencé a cortar una de sus manos.

Se me hizo un poco difícil romper su hueso con la cuchilla pero lo logré. Ella gritó muy fuerte cuando corté sus tendones. Esos gritos fueron mis favoritos. Había demasiada sangre y sólo había cortado una de sus manos. Comencé a cortar la otra, ya casi terminaba y ella seguía viva. Para toda la sangre que ha perdido, es increíble que siga aún siga aquí.

— Espera aquí. Oh, cierto...no puedes irte. — reí.

Fui a la cocina y calenté una pequeña cacerola, la tomé con cuidado y entré a la habitación nuevamente. La chica me miró asustada. Tomé uno de sus brazos y pegue la cacerola caliente en el área donde solía estar su mano. Gritó hasta quedarse sin fuerzas. Sus gritos, su hermosa sangre, esto ha sido tan relajante. Para no hacerla sufrir más la apuñalé, justo en el corazón. Ella dio su último suspiro.

— Muy buen trabajo. Ahora, descansa en paz. —

En el camino a donde la enterraría me la pasé pensando. ¿Y si dejo de hacer esto? Tengo a Yang Mi y no quiero que ella sepa de esto que hago. Me odiará. Ella no va a simplemente ignorar esto y estar conmigo yo siendo un asesino serial. Alguien que el F.B.I. busca. Debo detenerme. Tengo que buscar otra manera de relajarme. Por mi. Por Yang Mi. Por tener una vida normal, no una dónde vivo con miedo de que me encuentre la policia o de que Yang Mi sepa.

Llegué al bosque de siempre, cargaba el bulto mientras pensaba en que debería hacer. Escuché unas voces que me sacaron de mis pensamientos.

— Hay sobre 50 cuerpos. Sigan trabajando, aquí deben estar todas las víctimas desaparecidas. Aquí debe ser el cementerio creado por el demente que buscamos. — habló un hombre.

Me había escondido detrás de un árbol, no sabía que hacer. Esto está lleno de hombres del F.B.I. Mierda. ¡¿Qué hago?!

— Oye tú. — miré a ver a quién le hablaban y...mierda. Era a mi.

¡¿Me entrego?! ¡¿Salgo corriendo?! Dios mío, ayudame.

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OH. MY. BISCUIT.

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N⃣O⃣
O⃣L⃣V⃣I⃣D⃣E⃣S⃣
V⃣O⃣T⃣A⃣R⃣
Y⃣
C⃣O⃣M⃣E⃣N⃣T⃣A⃣R⃣
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Serial killer. | TaeHyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora