01: "London Eye"

2K 160 54
                                    

-¿Podrías tomarme una foto junto al London Eye, por favor? - pregunto una chica de mi edad con cabellos claros.

-Claro.- murmure tomando el aparato y sacando por fin la foto.

-Gracias.- tartamudeo ella y se alejo de mí. 

Volví a ver la gran atracción que estaba frente a mí. 

Siempre había sido de esas personas que creían que Londres era mas que ese gran reloj y lluvias todos los días. 

Y más en una cuidad como Lambeth,  donde se ubicaba el London Eye. 

Aquí viviría con mi padre y hermano.

Había tomado esa decisión y no me arrepentía. 

Me había alejado de Australia, donde conocí a Clarity Still.

Siempre había creído que el verdadero amor solo era uno.

Y yo estaba muy enamorado de la hermana de Luke, nunca creí poder superarla.

Ella me había hecho conocer lo que era el amor verdadero.

Hasta que la perdí. 

Todo por mi culpa.

Pero después de tantas lágrimas derramadas y mi cambio de actitud, solo había una persona que logró hacer volver al Michael anterior.

Pero también la perdí. 

En realidad, no lo hice, nunca la perdí. 

No puedes perder algo que nunca fue tuyo.

No iba a quedarme en esa cuidad para ver como ella era feliz con alguien que no era yo.

Porque, hasta cuando Luke y ella no estaban juntos, para Clarity siempre fue él,  siempre se trato de Luke.

Y lo podía ver en sus ojos, tan verdes como un pastizal en plena primavera, ese verde que además de esperanza te transmite tanto cariño y dulzura.

Y creí haber encontrado otra vez el amor.

Pero era algo no correspondido.

No le guardaba rencores a ninguno de los dos por supuesto.

Amaba mucho a Clary para odiarla.
Y no podía pensar si quiera en odiar a Luke.

Había escuchado que por fin había despertado y que al final, ese hijo no era de él,  sino que de algún otro pobre tonto. 

Hoy era el día en el que empezaría el estudio. 

Las clases estaban por comenzar aquí y con ello un nuevo ciclo lectivo.

Por lo que este era mi último gran año de preparatoria.

Me di vuelta, tendría que cruzar rápido la calle si quería llegar a tomar el autobus que paraba en la otra calle.

Pero al intentar cruzar, un auto, por lo que pude ver un hermoso Lamborghini rojo,  casi me cuesta la vida.

Carajo, si que venía rápido. 

El precioso auto se estacionó justo frente mis narices.

Esperaba que al cerrarse la puerta, un hombre de edad, adinerado y con buenos modales, bajará a ofrecerme disculpas. 

Hubiese deseado que eso fuera.

Pero no, no fue así. 

Una niña, seguramente de unos diecisiete años, pelo tan oscuro como la noche, ojos tapados por esos gigantes lentes negros y de ropa mas cara que seguramente hasta mi casa, bajó del automóvil. 

Frío; mgc| LADM2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora