03: "Estadio"

1.2K 118 23
                                    

-Bien, entonces... ¿Michael no?- preguntó. 

- Si.- respondí seco.

-Comienzas en una semana. Se puntual.- dijo el joven encargado. 

Cerró las puertas frente a mis narices y por mi parte, lo que hice fue comenzar a caminar en dirección al instituto colocando mis manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón negro.

Había decidido conseguir un pequeño trabajo para ayudar con la economía a mi padre, aunque no le hacía falta.

Quería tener algo en que ocupar mi mente, y que no sea en la hermosa chica que vivía en Australia y que me había dejado como un idiota.
Dejó un vacío dentro de mí, y buscaba llenarlo con trabajo y tabaco.

Trabajaría en la cafetería cuatro horas diarias luego del colegio, serviría de algo, supongo.

Cerré el cierre de mi chaqueta negra mientras sacaba un cigarrillo y lo fumaba. Al terminarlo, decidí entrar al instituto. 
Los pasillos estaban completamente vacíos y me sorprendió, seguí caminando hasta que encontre a un tipo con el rostro pintado de rojo y blanco y una trompeta.

Mis oídos sufrieron cuando él la hizo sonar, estaba solo y cuando me vio corrió a mí. 

-¡¿Qué onda hermano?!- dijo como si estuviera drogado.- El partido ya comienza, ¿Qué esperas? ¡Vamos!- pasó un brazo por mis hombros y comencé a sentir molestia hacía ese estúpido.

Me solté de su agarre y lo fulmine con la mirada. 

- No soy tu hermano y... No tengo ganas de perder mi tiempo en un estúpido partido.- escupí.

- Relajate bro.- se encogió de hombros y se marchó, pero antes de perderse en los pasillos, se giró y habló.- ¡Soy Steve!-y se fue.

-No me interesa.- balbucee y seguí el mismo camino.

Al preguntarle a la secreteria que demonios pasaba, respondió que estaban todos en el partido, así que, a paso lento y desganado me dirigi hacía el estado.

Cuando vivía en Australia, asistí a pocos partidos, eran demasiado aburridos.

La secretaria dijo que el equipo del colegio jugaba rugby.

Vaya, un par de estúpidos golpeándose entre ellos.

Que divertido.

Llegué al estadio al aire libre, todos estaban como locos y el blanco y rojo abundaban en todos lados.

Me coloqué alejados de la mayoría y me senté en una de las gradas, todos estaban parados y gritando como si su vida dependiera de eso.

Y entonces, si, como en toda escuela, las quince delgadas y elásticas porristas entraron agitando sus porras.

Al fin algo bueno.

Moví un poco mi cabeza a la derecha al distinguir a la pelinegro de ayer.

La chica de hermosos ojos azules tenía una diminuta pollera roja y una remera blanca que dejaba ver su vientre chato con el número 5 en color rojo también. 

Sonreí de lado mientras nuestras miradas se conectaron.

¿Qué sucedía por la cabeza de esa chica? 

Parecía toda una maldita fresa, pero abría su boca y te dejaba plasmado.

Ella comenzó a bailar junto a las demás y despues, las rocas llamadas jugadores entraron.

Y vaya...

El chico por el cual Bambi se derretía tenía también el número 5 en su uniforme.

Frío; mgc| LADM2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora