«Y como buen traficante de adrenalina, quiero que seas mi droga, que escondas el alma en el estómago y la saques de paseo en cada suspiro.»
•~Cori Garcia~•
—No quiero que te cases con ella —declaró la adolescente desde su posición en el comedor—. Mamá sólo lleva muerta un año, ¿cómo puedes siquiera pensar en traer a otra mujer aquí?—No te estoy pidiendo permiso. —Extendió su mano sobre la mesa y sujetó la de la castaña sentada a su lado—. Eres mi hija, pero Beatrice es la mujer que amo.
—El año pasado amabas a mi madre, o eso me hiciste creer cuando esparcimos sus cenizas en el mar. —Golpeteó la mesa con sus uñas color fucsia a un ritmo constante, sin ocultar su disgusto al enfocar su mirada en la intrusa—. ¿Cuánto tiempo llevas calentando la cama de mi padre, Beatrice?
—¡Eleanor! —Se levantó indignado, dejando caer ambas manos con fuerza sobre la mesa.
—¿Qué? —devolvió la más joven de mala gana, imitándolo—. Es una maldita oportunista, ¿acaso no puedes verlo? Esta zorra saltó sobre ti tan pronto como...
El autocontrol de Cédric se fue por el caño y cruzó el rostro de su hija antes de siquiera digerir el peso de sus acciones. ¿Qué diablos acaba de hacer...?
—Me pegaste —murmuró más para sí misma que para su padre tras unos segundos de silencio. El sabor metálico inundó sus pápilas gustativas cuando apretó los dientes con fuerza—. ¡Todo esto es tu culpa, perra rastrera!
—¡No te permito que le hables de ese modo a mi esposa, Eleanor!
—¡Cedric! —Por primera vez en la noche, la amante de su padre decidió abrir la boca—. No es el momento, no así...
—¿Esposa? —la interrumpió, conmocionada; la cólera siendo reemplazada por el pánico en su torrente sanguíneo.
Ignorando el intenso ardor al costado de su rostro, sus ojos viajaron rápidamente a las manos de la mujer. No había un anillo, sino dos. Horrorizada dio un paso atrás, negando en repetidas ocasiones con su cabeza; sintiendo como el nudo que se instaló en su estómago trepó inclemente hasta su garganta, asfixiándola.
—Ese no es el anillo de tu boda con mamá... —Gruesas lágrimas se acumularon en sus ojos, pero se negó a dejarlas libres.
Betrice, al percatarse del escrutinio, ocultó sus manos rápidamente bajo la mesa. Era la única sentada aún, lucía genuinamente avergonzada y se removía incomoda en su lugar, como si quisiera intervenir en la conversación y no se atreviera a hacerlo.
Como si le importaran los sentimientos de la muy desgraciada.
—Eleanor, siéntate por favor, vamos a hablar de esto —Con una mirada cargada de arrepentimiento, rodeó la mesa en un intento de acercarse a su hija.
—¿Hablar? —Dejó ir una carcajada cínica en medio del dolor—. ¿Quieres hablar de como le diste a tu secretaria el lugar de mi madre? ¿O sobre como decidiste casarte con una mujer diez años más joven, sacando a tu hija de la ecuación? ¿Ahora dirás que soy un estorbo y me echarás?
—Nunca dudes de que eres lo mejor que me ha pasado en la vida —declaró con una expresión dolida, intentando corregir el error que acaba de cometer—. Eres mi tesoro, Eleanor.
—No te he escuchado disculparte. —Dio un paso atrás, huyendo de los brazos que intentaron retenerla en un abrazo.
—Lamento mucho no haberte mencionado que me casaría con Beatrice...
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Eleanor y Michael
Teen FictionEleanor Hudson está huyendo del pasado, Michael Wolf está superando el suyo. Eleanor no lo recuerda, pero su corazón la guió de vuelta a él. Michael nunca podrá olvidarla, aunque se prometió dejarla ir. Donde las líneas del pasado y el presente se d...