Prólogo

6 1 0
                                    

Yo conocí a Magdeleine. Lo hice cuando caminó por primera vez. También cuando tuvo su primer día de clases y no lloró como muchos de los niños a su alrededor. La conocí cuando supo que 2+2=4 y la vez que la primer letra apareció en un problema de matemáticas. También cuando supo que tal vez los chicos no eran lo suyo, cuando se lo dijo a alguien por primera vez y cuando ya no necesitó decirlo más. La conocí cuando bebió hasta perder el conocimiento y cuando vio la playa por primera vez.

PEQUEÑA ACLARACIÓN SOBRE MÍ:
No soy mala, no me habrían dado este trabajo si lo fuera. Ojalá algún día ustedes lo entiendan.

En fin, conocí a Magdeleine muchas veces. Cada vez que volvía a verla, tomaba alguna cosa para recordar y la guardaba en la caja de tapa azul turquesa, la que tiene las iniciales M. A. P. escritas con su plumón dorado favorito. Debo admitirles que eso no me está permitido, ella pudo haberme visto alguna de esas veces y entonces hubiese tenido la obligación de llevármela. No se preocupen, siempre soy muy cuidadosa, en este momento ella debe andar en alguna parte, aún falta mucho para que tenga que irse.

AVISO DE PRIVACIDAD:
Se preguntarán qué tanta privacidad estoy respetando al hacer lo que voy a hacer, pero hay muchas Maggie's caminando en este mundo, así que simplemente cambiaré el nombre de todo lo demás para que nunca sepan a cuál me refiero.

Realmente no hay una verdadera razón para mostrarles las cosas de Magdeleine, es más, hay razones para no hacerlo. Es de esas cosas que no entiendes por qué, pero debes hacerlas. Y justo ahora estoy volviendo a abrir la tapa azul turquesa con la que no había tenido contacto desde hace algún tiempo, y que aún así ha hallado la manera de sentirse tan familiar como la última vez.

LA CAJA:
Era pesada, pero no por las cosas materiales en su interior, sino por aquellas que no somos capaces de tocar.

¿Quién conoce a Magdeleine?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora