IV

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Bien, ____ –dijo el doctor mirándole.–

El hombre se dirigió al largo mueble de madera y tomó asiento en su silla, tal y como hacía normalmente, ____ había faltado a clases tras sentirse mal. Lamentable había dejado plantado a Mark, era un buen chico con un gran corazón.

Entonces, ¿puedes decirme lo que ocurre? –preguntó colocando su pluma sobre la hoja.–

Su madre la observaba, tenía una pequeña pero triste sonrisa, había perdido la mayoría de las esperanzas.

Me duele todo el cuerpo –explicó.– y la tos no ayuda mucho, además de que siento como si mi tanque estuviera vacío cuando aún tiene más de la mitad.

El hombre de bata blanca le miró.

Del 1 al 10, ¿cuánto es el dolor?

¿6? ¿7? –contestó.– tal vez 10

Esta mañana no podía levantarse –habló la señora.– su padre tuvo que cargarla al auto y dejarla aquí.

El padre ya hacía fuera de la habitación para consultas, observando al pequeño niño jugar. Estaba preocupado y trataba de prepararse para escuchar lo peor.

_____, ¿has pensado en dejar los estudios? –cuestionó el doctor.– debido a tu empeoramiento y nuevos síntomas no creo que sea buena idea que salgas, debe reposar.

¿Reposar? –respondió de una manera sarcástica.– ¡Para después que! ¡¿Terminar muerta en una cama sin haber intentado hacer algo con mi jodida vida?!

Lily la miró, jamás había escuchado a su hija decir una mala palabra, pero por una parte tenía razón en lo que decía . . . era consiente de que no tenía mucho tiempo para caer en cama y no poder levantarse nuevamente.
Dr. Howell simplemente guardó silencio y comenzó a escribir ciertas cosas en otra hoja, la cual pasó a la desesperada madre.

Deberá aumentar la cantidad de oxígeno que se le administra, la desventaja es que deberá cambiarlos con más frecuencia, le recomiendo que tome esos medicamentos –comenzó a explicar.– la dosis es fuerte, pero ayudará por un tiempo.

[ . . . ]

Estaba acostada en su cama, esperando a que las píldoras hicieran sus efectos, se sentía mal, creía que moriría debido al dolor que tenía. Para ella era como si un elefante decidiera caminar por encima suya una y otra vez, divirtiéndose de verla sufrir.

Era aplastada por su ansiedad y temor a la realidad, era aplastada por ella misma.
Al intentar levantarse lo único que logró fue soltar un grito y caer al frío suelo de su habitación, Tim, quién jugaba alegremente en la sala subió corriendo las escaleras con un poco de miedo en su pequeño rostro.

Mamá y papá no estaban en casa, habían ido a conseguir más tanques.

Abrió un poco la puerta, suficiente para poder meter su cabezita, lágrimas salían de sus ojos al ver a su hermana tirada en el piso, tosiendo y soltando varios sollozos; quería ser fuerte y grande para poder ayudarla, quería ser el príncipe que ella siempre le mencionaba antes de dormir, al contarle cuentos que ella misma imaginaba tras la falta de libros en casa.

Se acercó a paso lento, con temor, para después correr hacía ella y abrazarla, mamá le había dicho que los abrazos ayudaban a sentirse mejor, pobre e inocente Tim. Le falta mucho por saber.

¿Estas bien? –preguntó con inocencia, su voz estaba entrecortada debido a que lloraba.–

–mintió, intentando parar de sollozar, le molestaba hacerlo llorar.–

[ . . . ]

¡Hey Mark! –dijo Wade dándole los cinco.– pensé que estarías haciendo un trabajo en pareja

El moreno le miró con una sonrisa de lado.

Creo que me dejaron plantado –dijo con diversión, haciendo como si estuviera triste.–

Eres un idiota –rió el de notablemente más estatura que el de rasgos asiáticos.–

Mark comenzó a reír, una risa verdaderamente contagiosa debido a lo rara que podía llegar a ser. Conocía bien las posibilidades de su pareja para artes, así que no se quejaba . . . Más bien se preocupaba.

Continuará . . .

Believe In Me [Markiplier]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora