Cherry Blossom... Parte 2 Final

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Las manos de Taeho viajaron por su abultado vientre. A sus cinco meses, aún era pequeño y fácil de ocultar con ropas holgadas como lo estaba haciendo ahora mismo. Un jersey gris de mangas cortas lo cubrían, unos pantalones negros elastizados para no dañar al bebé e incomodarlo a él en el viaje, y unas gafas azules para el sol complementaban su atuendo.


Taeho no podía desviar la vista de su estómago desde que había comenzado a crecer y hacerse más real el hecho de que llevaba una vida en su interior, seguramente pronto estaría más grande. Lagrimas comenzaban a descender de nuevo al pensar en su bebé, en Ungjae, en todo... el embarazo le hacía sensible, por eso las gafas de sol, los ojos hinchados jamás se veían bien en él.


Cuando levantó la mirada para comprobar su vuelo, se sorprendió por lo que veía. A lo lejos, Ungjae se encontraba de pie frente a él, usando gafas y esa sudadera enorme en color negro que le había regalado la navidad anterior. Parecía no quitársela nunca pues su olor, aunque estuviera limpia, se impregnaba en ella. Taeho solía usarla cuando Ungjae lo visitaba.


Un escalofrío recorrió el cuerpo de Taeho al observarlo caminar hacia él, había pasado mucho tiempo, se había hecho a la idea de no verlo por otro largo tiempo.


Ungjae no podía dejar de mirarlo cuando caminaba hacia la fila donde se encontraba, tan bello con aquellas ropas holgadas, seguramente para ocultar su estado, ¿Cómo podía aun así lucir tan hermoso su rubio? Acortó la distancia jalando de Taeho con sus manos enredadas en su cuello en un gesto posesivo. Frente con frente. Sintiendo como sus respiraciones se mezclaban.


En esa postura podía ver por encima de sus gafas de sol, los ojos de Taeho a través de las gafas que llevaba. Sus ojos hinchados le decían que había llorado y le rompía el alma saber que Taeho, no lo hubiera tomado en cuenta para una decisión como esta y decirle lo de su bebé, decidiendo por los dos. Estaba un poco decepcionado, pero podía entender la desesperación por la que estaba pasando y eso hacía que fuera un poco menos doloroso. Ambos eran universitarios, un bebé no estaba en sus planes en esos momentos.


Taeho al sentirlo tan cerca, no pudo resistir y una solitaria lágrima viajó por su mejilla, hasta que Ungjae con su mano y la atrapó en el camino. Finalmente, sus labios se unieron, necesidad y amor se mezclaron, haciendo del beso algo profundo. Sus cuerpos pegados, las manos de Ungjae reteniendo el cuerpo de Taeho contra el suyo, sin pretender dejarlo ir jamás.


Sintiendo su vientre entre ellos, le hizo entender que el hijo de ambos crecía ahí, y aunque no estaba en sus planes, estaba preparado para ello. Perder a Taeho o a su hijo no era una opción. Él y su bebé le pertenecían.


– Qué bueno que no te has ido. No te vayas por favor, no te vayas. –dijo Ungjae con la voz entrecortada.

– Ungjae... –el suave susurro de Taeho, no se compara a la fuerza con que sus manos atrapan la sudadera de Ungjae, queriendo retenerlo y a su vez, luchando con la incertidumbre del motivo que estuviera ahí.

– ¿Están bien? –a Ungjae le costó un poco separarse para poder ver sus rostro al preguntarle.

– ¿Qué? –Taeho había escuchado bien lo que le había preguntado, la sorpresa radicaba en cómo se había enterado.

– Tú y el bebé. –el semblante ahora serio de Ungjae, no le decía nada a Taeho sobre cómo se sentía por habérselo ocultado, pero siendo tan sincero como lo era el menor, seguramente pronto lo sabría.

– Sí.

– Taeho, por favor, dime. –rogo Ungjae acercando de nuevo su frente a la de Taeho mientras aferraba su cuello con una mano y su cintura con la otra–. Dímelo... Dímelo ahora.

Cherry Blossom... TwoshotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora