Capítulo 2 La Reina

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Bueno aquí les dejo el segundo capitulo. Espero que os guste mucho.

Capítulo II

—Buenos días Layla. —dijo la reina al entrar a la habitación. Llevaba unos pantalones color plateado ajustados, una blusa color negra que dejaba ver un pronunciado escote, el cabellos castaño recogido en un bello rodete. Su rostro era hermoso, sus ojos capaces de hacer que alguien se callera de rodillas ante ella, sea de amor... o de miedo. Sus labios gruesos de un fuerte color rojo y en el cuello le colgaban una cadena dorada con un dije extraño.

—Buenos días, majestad. — dijo la muchacha, intentando relajarse.

—No cariño, por favor llámame Driz.— dijo Driz sentándose frente a ella en los sillones de la habitación.

—Está bien, Driz.

—Debo admitir querida, que he estado esperando verte desde que me he enterado de lo que ha sucedido en tu refugio. No veía la hora de llegar de Lumenia para verte. —dijo Driz mientras cruzaba las piernas y miraba a la muchacha con sus ojos color dorado. —Supongo que debe haber sido sumamente traumático el ataque, ¿verdad?

—En realidad yo no vi el ataque.

— ¿Entonces, cómo fue?—dijo la reina, y sonrió falsamente.

—Cuando me desperté debido al frío, me di cuenta que la pared del cuarto había sido destruida, y que parte del refugio ardía en llamas. Salí en busca de ayuda pero no encontré a nadie.

— ¿Todos habían desaparecido?

 —Sí, luego, asustada comencé a correr por los bosques hasta aquí. —concluyó la muchacha tras un breve suspiro.

— ¿Alguna vez habías venido a este Refugio?—inquirió la reina, pensativa.

—No, nunca salí de mi Refugio.

 —Y dime Layla, ¿Cómo es que sabías que nos encontrarías aquí?— preguntó posando sus ojos en ella, y haciendo que Lay se estremeciera.

—Yo lo escuché...—dijo notando que su corazón se aceleraba. —Un chico del refugio lo mencionó una vez, dijo que cruzando el bosque se encontraba otro refugio, supongo que tuve suerte de llegar aquí.

— Mucha suerte— dijo en vos más baja la reina. Posó las manos sobre la pequeña mesa, mostrando unas largas uñas pintadas de rojo que hacían juego con sus carnosos labios. —Majestad, dijo Driz. ¿Sabe, usted, quien pudo haber atacado el refugio?—preguntó tímidamente Lay.

—Supongo que puedo responderte esa pregunta y que será nuestro secreto ¿Verdad?

—Claro.

—Con el Consejo y el gobierno de Lumenia, tenemos ciertas....—hiso una pausa— sospechas de que en el Norte se están organizando varios grupos de rebeldes.

 — ¿Rebeldes?—preguntó Layla confundida nunca en su vida pensó que podría haber rebeldes, ¿rebeldes contra qué? ¿Xhylans o Humanos? ¿Buenos o malos?

—Aún no estamos seguros, querida. Pero no te preocupes, buscaremos a los responsables y pagarán por lo hecho.

—Está bien.

—Una última pregunta y dejaré que te retires.—juntó sus manos y se acercó un poco a la muchacha mirándola con una fuerza feroz. — ¿Cómo es, Layla, que los rebeldes entraron al refugio, se llevaron a todos, destruyendo todo a su paso, y tú no te despertaste?

Touché

El corazón de Lay comenzó a latir con rapidez, su cabeza le daba vueltas, no podía dejar que la reina descubriera su secreto, era muy peligroso. Debía pensar algo y rápido.

—Yo...—tragó saliva— tengo un sueño pesado, puedo dormir por días si por mi fuese. Es, es un problema que tengo... — ¿Desde cuándo?—quiso saber la reina, que la miraba como si intentara penetrar sus pensamientos con los ojos. Lay rogó para que no pudiera escuchar la carrera alocada de su corazón.

—Un año quizás.

—¿Es decir desde tu cumpleaños 16?

—Más o menos—dijo la muchacha sintiéndose cada vez más nerviosa, tenía que cambiar su argumento. — Creo que de pequeña también me pasaba, no es nada serio.

—No, claro que no—dijo Driz—ojalá yo pudiera tener un sueño tranquilo como el tuyo Layla. ¿Sabes por qué no lo tengo?

—Porque es usted una Obscura. —murmuró ella.

—Sí, los recuerdos de sangrientas batallas de una vida que no es la mía vienen a mí, algo sumamente... —la mirada de la reina se perdió en el vacío como si tuviese un recuerdo en ese momento— poderoso y agotador—concluyó y se quedó mirando el vacío, pensando. Layla tosió.

—Bueno Layla, discúlpame, ya te he robado mucho tiempo. ¡Zaniel!—llamó a uno de los guardias.

—Sí, señora. —dijo el guardia acercándose, con su uniforme color plata. —Acompaña a la señorita a su cuarto. —se dirigió a Layla—Busca tus cosas y Zaniel te acompañará a la Academia, como estas en edad escolar, lo mejor es que entres al Instituto lo antes posible.

—¿de verdad?—preguntó confundida Layla, la Academia es el lugar al que no esperaba ir ni en un siglo, no muchos Humanos entraban allí, eran muy pocos los afortunados con la opción del estudio, además en la Academia asistían los Obscuros para completar su formación.

—Claro cariño, el Profesor Mazié será tu tutor para lo que necesites. Nos veremos pronto— dijo y Layla se puso de pie y comenzó a seguir al guardia hacia la puerta.

—Muchas gracias, Driz. —dijo mientras la puerta se abría y comenzaba a cruzarla. Justo antes de salir la reina dijo.

—Layla, una última duda. ¿Tienes alguna idea de por qué los rebeldes se llevaron a todos en el refugio menos a ti?— la pregunta cayó sobre Lay sobre un balde de agua fría, era la pregunta que se venía haciendo desde que había salido corriendo por el bosque.

—No. —respondió y salió de la habitación.

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