Capítulo 3 Lo que me faltaba.

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Mil perdones por la demora, la verdad es que he estado muy ocupada y con las fiesta más aún. He estado enfocada más en mi otra historia El Despertar y por eso también no he actualizado esta. pero aquí esta. Espero que les guste y o se olviden votar y comentar. 

Estare actualizando hoy o mañana y ya sera un capítulo exclusivo en la Academia. 

besos. 

M

Capítulo III

Layla entró en la habitación en la que había dormido, la niña que la había despertado ya no se encontraba allí, y sobre la cama estaba su chaqueta. Lo único que le quedaba, luego de perderlo todo en el incendio.

El guardia que la había acompañado estaba en la puerta observándola.

— ¿Desea más tiempo para guardar sus cosas? —dijo escondiendo una sonrisa, la que no pasó desapercibida para Layla, quien lo miró de reojo.

— No, gracias —puso su mejor sonrisa de no me jodas estúpido. Y salió por la puerta. Aún con el guardia pisándole los talones.

Cuando llegaron al final del pasillo Lay se volteó hacia el muchacho, quien le indicó que la siguiera, otra vez con esa estúpida sonrisa.

Cruzaron una puerta gigantesca de madera de roble, con detalles en plata. Luego atravesaron otro pasillo, al igual que el anterior, tenía techos altos de los cuales colgaban enormes arañas de cristal, las paredes eran algunas de mármol y piedras y otras de madera. El piso era de un mármol blanco hermoso, como todo el lugar. En las paredes colgaban muchos cuadros, Layla se detuvo a observar uno que le llamó la atención.

Se encontraba un edificio alto, muy alto, en llamas, varias personas yacían muertas alrededor, había vehículos antiguos destruidos y en el centro de la imagen se veía una mujer que observaba todo ajena a la escena, Layla reconoció de inmediato a la mujer; era Driz, la reina.

—Es la Reina— dijo el guardia que la observaba— Ella los pintó a todos.

— ¿Son sus… recuerdos? —dijo Lay, sin saber cómo expresarlo.

—Sí, lo son. — dijo y posó su vista en el cuadro. —Aquella época debe haber sido increíble.

—No parece tan fantástica en la imagen— expresó Lay— Estaban en guerra.

—Que ahora no la veamos, no significa que ya no la haya. —dijo el guardia mirando  a la muchacha. El sabía lo que estaba ocurriendo fuera de las grandes murallas, él lo sabía.

Layla se que quedó pensando en lo que le había dicho el guardia. ¿Qué quería decir con aquello?

¿Habría guerra en algún lugar?

¿Y si era así, por qué nadie lo sabía?

— ¿Qué has querido decir con eso?

—Nada, será mejor que sigamos si no quieres perder el Voltus— dijo y se puso nuevamente en marcha.

— ¿El Voltus? ¿Me subiré a... a uno? —dijo la joven sin poder dar crédito a lo que escuchaba. Muy pocas veces había tenido la suerte de ver uno, y siempre los había visto en marcha es decir, en los cielos. Esas maquinas doradas que volaban y se perdían en el horizonte la fascinaban.

— ¿En creías que llegarías? ¿Caminando? —dijo el guardia sin ocultar su tono descortés.

Layla lo miró con mala cara y decidió no responder, estaba muy entusiasmada, al parecer su día estaba mejorando.

Primero había sobrevivido, sin saber cómo, al incendio en el refugio.

Segundo iría a la Academia Penumbra, algo que ni en sus más locos sueños se había animado a soñar.

Tercero, al parecer iba a subirse a un Voltus.

¿Qué más faltaba?

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Luego de salir al exterior del Gran Refugio, y observarlo desde fuera, el Gran palacio con sus Torres y sus hermosos y pintorescos jardines. Caminaron por un sendero de piedras rodeados de altos árboles hasta una gran explanada.

En la parte izquierda se encontraban unos asientos, en donde unos jóvenes Xhilans charlaban entretenidamente y en la parte izquierda un hombre Humano con una maquinita muy moderna en mano y un auricular prendido de la oreja, esperaba el momento para avisar la llegada del próximo coche.

—Toma, este es tu boleto— dijo el guardia, extendiéndole un objeto redondo, Lay lo miró confusa y tendió la mano para cogerlo, pero el muchacho le tomó la mano con un poco de fuerza, le giró la muñeca y apoyó el objeto redondo en la cara inferior de su mano, dejándole en el lugar una mancha. Era un círculo que decía en una pequeña letra. Destino Penumbra. Voltus A230. 09 AM. Humana. —Muestra tu mano derecha para abordar, una vez que desciendas en tu destino se borrará.

—Bien— dijo la muchacha aún observando su mano. Cuando levantó la vista el guardia ya no estaba, había desaparecido.

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— ¿Qué has hecho con la muchacha del Refugio destruido, Driz? —preguntó el hombre, mirando a su majestad.

—La envié a Penumbra, es el mejor lugar para alguien de su edad. —dijo la reina soltándose el cabello y mirando a su esposo. Quien sonrió.

—Y el mejor lugar para tenerla vigilada.

—También— dijo y sonrió. —Hay algo que oculta, y sé que debo averiguarlo, cariño.

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