Capítulo 1 El Refugio Real

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BUENO AQUÍ LES DEJO EL PRIMER CAPÍTULO ESPERO QUE  LES GUSTE!!! COMENTEN Y NO SE OLVIDEN DEL CLICK A LA ESTRELLITA! SALUDOS

 

Capítulo 1 

—Layla!! Despierta! —dijo la pequeña de cabello lacio, mientras sacudía a la muchacha nueva. Layla habia llegado al refugio real hacía solo dos noches. Un guardia que hacia su ronda habitual la vió acercarse por el bosque, estaba sucia, hambrienta, sumamente cansada y lo que más llamó la atención de todos estaba sola. Lo único que había alcanzado a decir antes de que se desmayara en los brazos del guardia había sido: no quedó nadie

—¿Qué sucede?—dijo la muchacha abriendo los ojos color grises y bostezando. —dijeron que me dejarían dormir.

—Llevas durmiendo mas de un veinte horas Layla! La reina ya ha llegado de su viaje te esta esperando!

—¿La reina?— dijo levantándose de golpe. —¿porqué no me has avisado antes?— salió de la cama tirando las sábanas al piso y se puso a correr por la habitacion en busca de sus zapatillas. 

—Lo estoy haciendo ahora. Duermes como un caballo. ¿Lo sabías? —la pequeña niña se arrodilló al lado de la cama y sacó las zapatiilas de abajo. —deberías ser mas organizada también. ¿sabías?

—Y tu eres muy dramática para ser tan pequeña, ¿sabías? —replicó Layla pasándose los dedos por el desordenado cabello color rojo, frente al espejo. Estaba nerviosa no sólo lo snetía sino que lo podía ver en el reflejo que le devolvía el espejo, sus mejillas estaban sonrojadas haciendo juego con su cabello y aunque intentara no  podía dejar de morderse el labio.

Tranquilízate Lay,  se dijo mientras salía de la habitación seguida de la pequeña. 

Cruzaron los extensos pasillos, las paredes eran de piedras y mármol, el techo era sumamente alto, el más alto que ella había visto en su vida.  Los pasillos, como su habitación, como toda la construcción era gélida, el estilo típico de los Xhilans. 

El corazón le latía de prisa, y el  miedo corría por sus venas, poniéndole el bello en punta. La reina no sólo era una Xhilan era una Obscura,  y eso significaba mucho para ella.  No era la primera que veía un Xhilan, en su antiguo refugio había varios, con sus pieles pálidas, sus bellos rostros, sus temperamentos estables, inteligentes, misteriosos, siempre solitarios. Pero sólo había conocido Xhilan jóvenes, los adultos siempre le daban miedo.  Desde pequeña creía que se podían meter en su cabeza y escuchar todo lo que pensaba, creía que eran malos, que por su culpa habíamos, los humanos,  perdido la guerra.

Tradó mucho en cambiar su opinión de ellos, aún hoy le costaba verlos como aliados.

—Aquí es.—dijo la pequeña sonriéndole. —relájate, ella no es mala. —dijo y se despidió con la mano mientras se perdía corriendo por el pasillo.

—Lo se— dijo Layla aunque ya estaba sola, y abrió la gran puerta de madera.

Lo primero que vió fueron los guardias, altos, corpulentos, con labios color rojo fuerte y hermosos ojos dorados,  Xhilans pensó mientras cruzaba la gran habitación. Las paredes como en el resto del edificio eran de piedras y mármol, el piso era de madera recien lustrada, en el centro de la habitación habia una pequeña mesa rodeada con varios sillones color azul oscuros, que convinaban con un par de cuadros que colgaban de las paredes al lado de una gran chimenea. 

Un guardia, con su típico uniforme color plateado se acercó a ella.

—Tome asiento señoría la reina ya llegará.— dijo.

Unos minutos despues, una mujer que aparentaba no ser mas que unos años mayor que ella entró a la habitación. 

Si tenía una iamgen de lo que debía ser  una reina, lo que vió no era lo que esperaba...

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