Mi Historia

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CAPÍTULO 1.

-Hola.- Saludo con mi mejor sonrisa a mis abuelos mientras entro en la cocina.
Mi abuelo se levanta y se acerca a mi, dejando un cariñoso beso en mi cien derecha, le sonrió y camino para abrazar a mi abuela, quien está terminando de cocinar el desayuno.

-Hola hermosa, buen día.- Saluda mi abuela dando la vuelta plantándose frente a mi cara a cara, me mira con melancolía, nunca he entendido su mirada, o la razón de esta, pero siempre lo hace, y siendo sincera me da miedo preguntar, y que la respuesta no me guste.

Amo a mis abuelos, es decir, mis padres murieron meses después de que nací, así que para mí, los únicos padres que conozco son mis abuelos. Y por tanto los amo y valoro como eso, como lo que son, mis padres, como los consideró.

-¿Qué desayunaremos hoy?.-Preguntó mientras beso la mejilla de mi abuela y me siento en el comedor de la cocina.

-Panqueques de fresa, con miel, oh, también café.-Sonrío a mi abuela, y ella continúa con lo suyo, igual que mi abuelo, quien revisa unos documentos.

La cocina queda en un completo silencio, siempre pasa esto, la verdad es que podré considerarlos mis padres, pero lo cierto es que en mi criterio no me parezco a mis abuelos en nada. Obviamente no hablo de un parecido físico, por qué mentiría si digo que no me parezco a ellos, sin embargo, en cuestión de personalidad, no tengo siquiera una semejanza con la suya.

A mí me encanta hablar, tratar temas, que a mí parecer están bastante trillados, pero me encanta ser sociable, agradable tal vez.

Completamente diferente a la actitud de mis abuelos, quienes cuando se encuentran en silencios cómodos, ellos están bien así, e inclusive me he dado cuenta que cuando hablan por mucho tiempo, llegan a cansarse de eso, incluso se aburren.

Mi abuela sirvió nuestro desayuno, y procedimos a comer todos, completamente en silencio, debo admitir que la situación no me encanta, sin embargo no es incomodo.

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Luego de veinte minutos me encuentro en el auto del chófer de mi abuelo con rumbo a la escuela, así es, la temida y odiada escuela, y sería prudente que se preguntarán el por qué, y bueno, aquí es donde admito que soy una niña, con solo 16 años, aunque no por mucho, en seis meses cumpliré la amada edad de 17.

Aunque entrando un poco en ese tema de la edad ¿Qué obsesión tienen las personas con tener 17¿ Quiero decir, es bonito y todo, sinceramente creo que te sientes más grande y madura, pero en serio, no le veo explicación lógica a eso.

Tengo un presentimiento desde hace algunos años respecto a esa edad. No lo imagino cómo algo nuevo, sino como un gran cambio, no físico, más bien a mi parecer siento que cuando cumpla los 17, mi vida será  completamente diferente, y si he de admitir algo, hasta un poco oscura. En fin es solo un presentimiento, nunca le doy suficiente atención como para que me importe o me afecte de alguna manera.

El chófer se detiene fuera de ese gran edificio que tan solo un año atrás me hizo temblar en dos ocasiones, no había razón para hacerlo, sin embargo temblé cuando caí en cuenta de que no conocía a nadie, y luego otra vez cuando caí en cuenta de que esto sería difícil para mí, después de haber estudiado en casa toda mi vida. Por supuesto no descubrí esto hasta que la primera temporada de exámenes.

Resignada, y recordando algunos de mis primeros días aquí, le di las gracias a Josh, el chófer, y baje del auto para dirigirme a la entrada del gran edificio que se divisaba frente a mi. O por cierto, mi instituto es un colegio bastante prestigiado, ya que la mayor parte de su existencia se le a considerado como un colegio religioso, aunque siempre muy estricto. 

UN PAR DE ALMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora