RECUERDOS DE SLATEPORT

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Muy pronto se encontró en la cima de la pequeña colina cercana a su destino, cerro lo ojos por uso breves instantes para, luego de permitir que sus pulmones se llenaran con el aire puro y fresco de los alrededores, volver a abrirlos y admirar el paisaje tan familiar que contemplaba año tras año.

La Ciudad de Slateport no había cambiado en lo más mínimo.

Una fugaz y nostálgica sonrisa cruzo su rostro, la primera vez que puso un pie en ese lugar había sido cuando, después de presenciar desde la comodidad de su hogar una de las transmisiones del Gran Festival y con escasos 10 años, decidió que lo que quería era convertirse en uno de los más grandes coordinadores que hubiesen existido.

Para su fortuna, supo que su objetivo no era del todo imposible y luego de arduo trabajo y esfuerzo, y la invaluable ayuda de su entonces fiel Roselia, obtuviera su primera victoria.

Curioso, ahora que lo reflexionaba con un poco más de detenimiento, resultaba bastante curioso y un tanto divertido darse cuento de la importancia que dicha ciudad tenía en su vida.

No solo porque ahí había dado su paso inicial en el mundo de la coordinación pokemon, o porque un año después, a la edad de 11, fuese ahí donde tuviera su primer enfrentamiento con Solidad; sino porque también ahí, a orillas de la playa que divisaba a lo lejos fue donde la conoció.

En aquel entonces, y desconociendo aun el motivo que ahora tenía perfectamente claro, se acerco a ella entablando su primera, aunque para nada amable, conversación.

Tres años más tarde, luego de su separación en el Gran Festival de Kanto y mantener un contacto demasiado breve entre ambos, se reencontró con ella por tan solo un par, pero a la vez suficientes minutos como para darse cuenta de sus verdaderos sentimientos.

El tiempo paso y dos años después, tras mantener oculta su relación por más de uno, en el cumpleaños número 18 de la chica para ser más exactos, le obsequió el primer listón que había ganado en Slateport y que, hasta donde sabía, ella aun conservaba como un tesoro.

Para cuando ambos tenían 19 logro, no sin cierta dificultad y algo de renuencia por parte de la chica, convencerla de compartir habitación en el hotel donde él siempre se hospedaba.

Mmm..., ahora que lo recordaba, había resultado bastante divertido ver como el rostro de May se tornaba en un increíble e intenso color rojo al mismo tiempo que balbuceaba frases incompletas y sin sentido, y fue solo hasta que le dejo muy en claro que lo único que pretendía era que descansaran juntos que la castaña pareció tranquilizarse un poco, pero en cuanto se percato de la sonrisa burlona en su rostro no demoro en fruncir el entrecejo y reclamarle el que fuera un arrogante insufrible, pero que se le iba a hacer.

Afortunadamente, a pesar de su rabieta, la castaña accedió a su proposición.

Claro que un año después, ella obtuvo su revancha cuando, para su mala suerte, el concurso coincidió con la celebración navideña a la cual todos y cada uno de los coordinadores estaban invitados.

Evidentemente, él no tenía la más mínima intención de asistir, pero dadas las suplicas de May, similares a las que una chiquilla hace a su padre cuando quiere que le compre un juguete nuevo, no tuvo más remedio que acceder.

Sin embargo, durante toda la velada, no hizo más que permanecer sentado en un rincón mientras que la chica parecía estar disfrutando de la fiesta, pero cuando se acerco a pedirle que bailara con ella tuvo que negarse rotundamente y ante la insistencia de la castaña en saber porque, se vio en la penosa necesidad de revelarle que no sabía bailar, no porque no quisiera, sino porque nunca había encontrado alguien con deseara hacerlo.

Ante tal confesión, la coordinadora le sonrió son dulzura y tras tomarlo de la mano para llevarlo a la pista de baile declaro: "Nunca es demasiado tarde para aprender. Y sería mucho mejor si lo hace conmigo".

No obstante, pese a que May resulto ser una excelente maestra debía reconocer que, a diferencia de sus habilidades como coordinador, el baile no era lo suyo.

Por eso, al escuchar una suave melodía cuando caminaban de regreso al hotel decidió compensar a la castaña pidiendo que le concediese una última pieza a lo que ella acepto encantada. Y por la sonrisa que se dibujo en los labios de la ojiazul, al igual que las sutiles caricias que le obsequiaba en la base de la nuca supo que había hecho lo correcto; entonces, para su sorpresa, la chica rozo ligeramente sus labios contra los suyos y cuando creyó que el momento no podía ser más oportuno, lentamente acerco su rostro al de ella y...

"SPLASH"

Lo siguiente que supo fue que se encontraba de espaldas sobre la húmeda arena de la playa.

"Eso es por el mal rato que me hiciste pasar el año pasado", declaro totalmente divertida.

Si, aquel día supo que May podía ser terriblemente vengativa.

Por supuesto tampoco podía dejar de lado como, en vísperas del tercer aniversario de su relación, ambos coincidieron grata y sorpresivamente en obsequiarse un nuevo pokemon cada uno, así que mientras May se mostraba totalmente encantada con el pequeño y adorable Vulpix que sostenía en sus brazos, él no podía estar más que satisfecho al saber que si ella le había regalado un Growlithe, había sido porque sabía lo mucho que él deseaba tener un Arcanine desde aquella vez en Kanto.

Aunque claro esta, no todos los recuerdos eran precisamente gratos.

Ocurrió hace poco más de una año, en una tarde de verano anterior al concurso. Aquel día el par del Equipo Rocket que habían derrotado en Floaroma tiempo atrás, decidió hacer acto de presencia y robar a los pokemon de los demás concursantes. Por supuesto, ellos no se quedaron de brazos cruzados y con un poco de ayuda por parte de Dawn y Zoey, lograron liberarse del par de maleantes.

Desafortunadamente, el resultado no fue precisamente el deseado ya que el Lanzallamas del Hounduer que acompañaba al par de villanos había dado de lleno contra el Beutiffly de la castaña.

Esa noche, mientras esperaban en el vestíbulo del centro pokemon a que la enfermera Joy saliese a darles noticias, no pudo hacer más que abrazar a la coordinadora quien, en busca de apoyo y consuelo, se limito a acurrucarse más contra él.

"No te preocupes, todo estará bien" le dijo suavemente en un intento por reconfortarla

"Gracias" fue la respuesta que ella le dio al mismo tiempo que se aferraba con un poco más de fuerza a él. "Te amo"

Sonrió al rememorar aquel suceso, no estaba muy seguro de porque May había escogido ese preciso instante para expresarle aquello, pero de lo que si estaba completamente convencido era de que esa había sido la primera vez que se lo decía y el no dudo ni un segundo en responderle con las misma palabras.

-Roserade-la voz de su inseparable compañera se oyó a su lado

-Si, tienes razón. No perdamos más tiempo-declaro con decisión-. May, nos esta esperando

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Bueno, bueno, ¿que les parece? Y perdón por desaparecer pero uff las clases

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