Narra Javier:
Revisé mi teléfono un poco aburrido, agradecido de que fuera la hora de salida, aunque por desgracia tenia más cosas que hacer, escuché la voz de Andrés interrumpir mi concentración, pero esto no me molestaba en absoluto.
Le respondí casi alegremente, a pesar de que mi animo no era el mejor me entusiasme un poco en cuanto este dijo que me quería ver, era una lastima que tenia un par de compromisos primero. Me despedí de él y guarde mi celular en el bolsillo delantero de mi pantalón y me apresuré a tomar un bus que me llevara hasta mi respectivo destino.
Al bajarme del bus empecé a caminar hasta llegar a un edificio de ladrillos rojos, unas cuantas ventanas negras y una enorme entrada completamente abierta, entre al no tan grande edificio y subí las escaleras hasta llegar al 3er piso donde habían algunas sillas de hospital donde se sienta la gente a esperar y unos baños, también estaba otra puerta de cristal que era donde me dirigía yo realmente. Entre y había una especie de recepción que ya estaba acostumbrado a ver, con muchas luces blancas y sillas de colores y un par de televisores colgados en la pared para la gente que se sienta a esperar, habían varios niños siendo controlados por sus padres, niños un poco desobedientes quizá, aunque habían algunos que parecían bastante tranquilos viendo televisión.
—Buenas tardes, ¿La doctora Emma?—pregunté a la secretaria, era delgada de cabello negro, con unos ojos miel que apenas logre notar detrás de sus lentes, ella tomo su cuaderno y apenas me dirigió la mirada.
—¿Tienes consulta con ella?—respondió ella con un tono de voz seco.
—Si, soy Javier Espinoza—ella empezó a buscar posiblemente mi nombre escrito en el cuaderno.
—Oh, si. Te esta esperando, entra directamente. Tu madre ya depositó a nuestra cuenta.
—Gracias.
Le sonreí ligeramente a la secretaria y camine hasta la puerta del consultorio en donde me correspondía, desde afuera escuche a mi doctora hablar por teléfono pero no me importo en absoluto y entré.
—Buenas tardes, doctora.
—Hola, hola. Pasa, en un segundo te atiendo.
La vieja apenas me miro y siguió hablando por teléfono pero esta vez en un tono mas bajo, yo tome asiento al frente de ella, siendo separados por su escritorio de madera blanco. Observe detenidamente a la vieja, era gorda, de cabello corto y desteñido, con unos lentes bastante grandes que posiblemente eran el intento fallido de
parecer mas joven. De todas formas, no era la primera vez que la veía.
—Discúlpame, es que era una llamada urgente ¿Qué tal? ¿Cómo estas?
—Bien—hablé en un tono frió y seco.
—Eso no parece muy bien que digamos.
—Uhmm...
—¿Qué tal el Karate? ¿Y como vas en el colegio?
—Todo bien.
—¿Y tus amigos? ¿Novia?
—Rompí con mi novio—mentí, eso no era del todo cierto, pero al menos evitaría hablar de mi familia y ponerme a llorar.
—¿Y que sientes después de haber terminado con el?
—Nada, siento que soy libre—Eso no era falso, me sentía libre incluso cuando no hayamos rompido formalmente.
—Entonces hay cierto sentimiento de alivio, ¿A que se debe?
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Sin permiso alguno (YAOI)
RomanceSipnosis: Andrés empieza a dudar sobre su orientación sexual, ya que cuando ve a su mejor amigo Diego su corazón no para de latir, dándose cuenta que podría llegar a ser Bisexual. Justo cuando Andrés empieza a darse cuenta de sus sentimientos, Die...