Sin permiso alguno (YAOI)

Capitulo 3

Mi reloj marcaba las 5:37pm, era viernes y yo me encontraba en un bus de regreso a casa, antes estaba en mis clases particulares de matemática, en unos minutos estaría en la casa de Javier, y no voy a decir que me sentía nervioso por estar a solas con otro chico, el problema es que era Javier, un chico no muy confiable. A la final solamente lo termine ayudando por eso de: "A menos que tengas miedo" ¡Eso era claramente un reto!

Durante la semana he tenido mis típicos encuentros con Javier en el bus, ya que ahora que estábamos en la misma clase significaba regresar juntos a la misma hora, y además tomar el mismo bus. También he tenido que pasar algunos recesos con mi amiga Roxana, ya que mi mejor amigo estaba con Emily, empezaba a odiar profundamente a esa chica.

Abrí la puerta de mi casa, y entre un poco ansioso, estaba allí para buscar mi laptop y mi cuaderno de Biología. Después de buscar esas cosas en mi biblioteca fui a la cocina me tome un vaso de jugo paras después ir inconscientemente a ver mi reflejo en el espejo del baño, me peine un poco. Salí de mi departamento, baje las escaleras con algo de prisa. Salí del edificio y en unos pocos minutos me encontré con Javier quien estaba esperando en la puerta principal de su edificio.

—Son las 6:03, ¿te diste cuenta? Tarde.

—Entremos de una vez.

—Uh, pareces ansioso.

No respondí, ¿Qué estaba intentando decirme? Ahora si me sentía algo nervioso. Abrió la puerta de su departamento y ambos entramos, los segundos que pasamos anteriormente en el ascensor pasaron brutalmente lentos.

La sala tenia un aspecto bastante elegante, las paredes estaban pintadas de negro y un azul oscuro, tenia un montón de cuadros abstractos y lo que mas me impresionaba era el enorme televisor junto a una consola, y sin mencionar los asientos de cuero. Javier debe de pasarlo muy bien aquí junto a sus amigos, ¿o amantes?

—Pasa —me dijo— por el momento no hay nadie. Pero en un rato llega mi hermana. —yo simplemente asentí y el se dirigió a la cocina la cual se conectaba con la sala—¿Quieres algo de refresco antes de empezar?

—¿Tienes Coca-Cola?—me quede viéndole con entusiasmo.

—Claro—otra vez una de sus sonrisas.

—Entonces si —¿Qué podía decir? Me encantaba la Coca-Cola. El procedió a sacar la botella casi nueva de la nevera.

—Debe de gustarte mucho —me alarme, pero tampoco llegue a sonrojarme cuando la imagen de Diego golpeo mi mente.

—¿Quién? —tartamudeé

—La Coca-Cola —rió sonoramente —¿De quien pensabas que hablaba?

—Bueno, si ¿Pero por que dices eso? —en poco tiempo el llego con un vaso de vidrio con Coca-Cola en cada mano, yo simplemente tome uno —Gracias.

—¿Me dirás que no llegaste a pensar que le pude haber puesto alguna sustancia extraña? Aun asi aceptaste—y de repente se me había quitado la sed, la verdad es que no había pensado en esa posibilidad, ¡Que distraído!

—Ya no tengo sed —entonces el tomo mi vaso con su mano desocupada y bebió un poco.

—¿Ya confías en mi? —preguntó —No le he puesto nada, toma.

—Solo por mi amor a la Coca-Cola — tome el vaso y empece a beber

—A eso se le llama un beso indirecto

—¿Qué? —Hable en un tono un poco alto, casi llegando a soltar el vaso de vidrio.

El simplemente rió, parecía que en verdad lo estaba disfrutando. Unos minutos después estábamos en su cuarto, se veía bastante amplio, tenia un escritorio, un televisor no tan grande como el de la sala, algunos posters y dibujos en las paredes, las cuales estaban pintadas de un gris oscuro y blanco, y sin dejar atrás las repisas con libros que tenia, eran muchos. Parecía que le gustaba mucho leer y dibujar.