Las calles de Rusia son demasiado bonitas, amplias y tranquilas,  dios que suerte tengo de estar en Rusia,  debo de tomar muchas fotos o esto solo existirá en mi memoria.

Palpe mi chaqueta para sacar el teléfono pero no lo encontré.

-Madre de dios,  señora, hay que volver- le dije mientras me daba media vuelta para volver a la casa,  estaba cerca, a unas 2 casas de la que estábamos.

-¡No!- me dijo la señora mientras me agarraba del brazo.

LA mire extrañada,  me estaba tomando del brazo muy fuerte.

Que pedo, con esta señora.

-¿Pasa algo?- le pregunte.

-No puedes volver, no ahora.

-Es que deje el teléfono,  soy una tonta olvidadiza ¿Por que no puedo volver?- le pregunte,  aún agarraba mi brazo con la fuerza de un toro.

-Es de mala suerte.

¿QUE?  AY NO MAME.

-¿De mala suerte? ¿En serio por eso?

-¿Quieres más? Es desafortunado, muy desafortunado volver a la casa cuando  acabas de salir ¿Estas loca?

Yo no,  pero se de todo un país que si.

-De acuerdo señora,  no volveré ¿Esta bien? ¿Puede soltarme ya?

Después de que me soltó y yo medite todo este pedo de la suerte, la caminata transcurrió con tranquilidad,  al menos un tiempo.

Y digo por un tiempo porque después me tope con alguien bellísimo,  bien rikolino y suculento,  dios mio santo,  tenía el cuerpo ideal que debe tener un hombre,  todo alto  fornido,  debe de abrazar fuerte ese man ¿Hace calor aquí? Oh vaya que lo hace.

Entonces y mientras lo observaba con cara de loca depravada,  apreciando esa escultural figura como si se tratara de una obra de arte...  Volteo.

¡Deja de mirarlo pendejaaaaaa!

Le sonreí.

No podía dejar de sonreírle a tanta belleza.

Me miró,  vio mi sonrisa y en su mirada se dibujo ira.

¿Por que?

Ah ya se.

Primera regla en Rusia: No le sonrías a los desconocidos.

Después del incidente con ese pedazo de hombre descendiente de Putin.

Llegamos al metro y yo nunca me he subido al metro,  en mi pequeña ciudad mexicana apenas y había camiones, pero se con certeza que en Rusia,  están las estaciones de metro más hermosas de todo el mundo.

Mire la decoración que me dejo sin habla,  el techo,  las paredes,  el bullicio de la gente que debía llegar a algún lugar donde nadie le daría una sonrisa de bienvenida, los rieles del tren, es hermoso y ahora tengo que prestar mucha atención porque puedo olvidarlo y como se lo contaré a mi familia...  Mi familia, no les he llamado para decirles que estoy bien.

De pronto me agarro la melancolía,  en una ciudad rusa,  donde no se sonríe y tiene estaciones de metro que parecen museos de lo preciosas que son, recordé la simpleza hermosa que había en México y la calidez de su gente, lo difícil que era que entrarán personas por las ventanas porque tu sistema de seguridad eran los vecinos.

MI madre, te extraño.

Siempre me dejaba volver si algo se me olvidaba.

Allá nunca había mala suerte,  hicieras lo que hicieras.

Entramos al primer vagón del metro al que me he subido a lo largo y ancho de este mundo,  con muchas otras personas.

Caras largas en todos lados,  miraras a donde miraras.

Entonces recordé una canción linda de mi país y estado: Caminos de Michoacán.

Nunca me gustó el regional mexicano pero cuando uno esta lejos valora esas letras simples que describen lo que unos ojos humildes ven.

Entonces comencé a silvarla.

Grave error.

Estaba silvando la parte en que dice: ¡... Y pueblos que voy pasando!

Cuando nada más sentí el putazo.

-¡Auuuch! ¡¿Que pedo señora?!- le grite sin contenerme.

Era de nuevo mi madre sustituta.

Quien entre murmuros me dijo enojadisíma.

-¡No debes silvar en lugares cerrados!

Miré al rededor y todos me miraban con extrañeza y coraje.

¿Otra vez? Su puta madre ¿Entonces que se puede hacer libremente sin que de mala suerte? Rara Rusia,  que siendo tan desarrollada sigue en la edad media, que aunque muchos no creen en un dios,  creen en la suerte.

Después de eso volvimos a casa,  estaba triste,  cansada,  confundida y enojada,  esa señora me había tapado la boca tan fuerte que fue como si me hubiera golpeado, me reventó un poco el labio que ya tenía rojo por la herida,  aunque se disculpo y todo fue mi culpa,  tengo resentimiento.

Por que es de mala educación silvar en lugares cerrados pero es de buena partir ocicos en lugares abiertos tanto cerrados.

Esa noche llame a mi madre y le conté lo hermoso que es este lado del mundo,  con tanto detalle que ni una foto me habría hecho justicia, ella lloro de ese lado del teléfono y dijo que no entendía por que no le dije que vendría un año a este lugar.

-No me abrías dejado ni empacar mamá.

-No hija,  no lo habría hecho.

Cuando le colgué y ella me colgó,  después de un te amo.

Lloré,  porque todo es diferente y las cosas bonitas de estar feliz son prohibidas y tengo un hermano de acogida de la mierda,  de hecho tengo una familia de acogida de la mierda,  excepto por Pat.

Entonces pensé que,  México no es rico económicamente,  es rico en otras cosas  que realmente son buenas para la vida.



Yo en RUSIA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora