Baño de Pasión

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El hermoso samurái conocido como Jack podía sentir las gruesas, fuertes y varoniles manos; de su amante, Johnny Bravo, recorrer su pecho con una sensualidad e intensidad tan excitantes, que incendiaron de inmediato, su cuerpo candente, en llamas de gloriosa pasión y deseo alborotado, pues tanto él como su rubio amante se encontraban sumergidos en una amplia tina llena de jabonosa y aromática espuma, además de relajantes sales de baño, disfrutando de un exquisito baño de pasión propio de enamorados.

El rubio se encontraba abrazándole por la espalda, acariciando cada centímetro de su piel, y Jack podía sentir perfectamente las caricias de su amante deslizando sus manos húmedas y jabonosas por cada parte de su cuerpo; acariciando su torso desnudo y cubierto de perfectos y trabajados músculos, sus piernas firmes y tonificadas, su trasero redondo e invitante y su estrecha cintura, jugando así, incluso con sus pezones, los cuales pellizcaba ocasionalmente, robándole uno que otro deleitable gemido para sus oídos.

Y Jack al sentir aquellas manos, y el cuerpo de Johnny ciñéndose tan cercanamente a su cuerpo, permitiéndole sentir la desnudes de su amante de aquella forma tan increíblemente erótica, le hacían derretirse de manera exótica. No obstante; lo que más le encantaba en aquel momento, era que bajo ese manto de espuma, que cubría la parte inferior de sus maravillosos y sudorosos cuerpos, calientes y desnudos, por el desenfrenado deseo, que palpitaba y latía en cada poro de sus cuerpos, Johnny Bravo, tenía su enorme y venoso pene enterrado en lo más profundo del ano de su sexy papacito Jack, insertándose en cada rincón de su estrecho agujero, que con cada envestida bajo el agua, parecía contraerse, causándole oleadas de placer que le hacían delirar y gemir susurrándole en la oreja a su sexy samurái, obscenidades que solamente servían para inflamar, más aún, a su amante sensual.

Jack podía sentir, en aquel momento, no sólo la tibieza del agua que cubría sus acalorados cuerpos, sino también las manos de Johnny recorrerle con tanta pasión, que su corazón latía haciendo rápidamente tic toc, como si fuera un acelerado reloj descompuesto, con la única particularidad que para ese momento latía más vivo que nunca, pues si latía precipitado era por la pasión y el amor que embargaban a su ser entero, y el simple hecho de sentir a Johnny amándole de aquella manera le hacía desfallecer y lo hubiera hecho, si no fuera porque las salvajes envestidas que le daba Johnny impedían que pudiera caer aún rendido, pues se negaba a dejar de sentir aquel delicioso éxtasis que le llevaba a un delirio irreal, del que no quería escapar.

- Mmm Johnny... ah... me encantas cómo lo haces.

Gemía en aquel instante el hermoso y deleitable samurái, quién para aquel momento, tenía su cabello negro completamente empapado y desordenado por el agua y la espuma que le cubría, y aun así lucía hermoso, sus cabellos largos caían sobre sus hombros luciendo encantadoramente adorable como si fuera una criatura marina exótica, sus mejillas estaban sonrojadas de un precioso tono rosa tan sublimes como el botón de una rosa; y sus labios húmedos e hinchados por los besos de pasión candorosa que había compartido con su amado, segundo antes, de sumergirse en ese sensual juego acuático, se abrían y cerraban en deliciosos gemidos que parecían alentar a Johnny a penetrarle más y más, con el mismo salvajismo, con la misma pasión y con el mismo amor...

Y Johnny al escucharle no pudo más que sentirse orgulloso al saber que él, Johnny Bravo, era el único causante de aquellos sinfónicos gemidos, melodiosos y suaves, que Jack expresaba al sentir el poder de cada una de sus caricias y atenciones, más aún cuando el rubio, traviesamente deslizó su mano mojada para tomar con ella el miembro duro y resbaloso del samurái, pues incluso bajo el agua Johnny podía sentir lo resbaloso que se encontraba el excitante miembro de su pelinegro, a causa del líquido seminal que escurría de su hermoso chico bonito, al que deseaba poder siempre devorar de aquella manera, y sin poder evitarlo sintiendo su corazón latir estrepitosamente, con el mismo ímpetu con el que su miembro hinchado, latía, comenzó a acariciar de manera eufórica el pene de Jack con su mano en un placentero ritmo, deslizándola de arriba abajo.

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