31

25.5K 2.9K 359
                                    

—¿Cómo estás? —me pregunta, y a pesar de la poca luz que hay puedo distinguir su cara de cansancio.

—¿Qué haces aquí? —Ignoro su pregunta, ya que la respuesta es más que obvia.

—Liam me llamó al enterarse, y Nate y yo cogimos el primer vuelo de Lhasa a Londres. —Hace una pausa—. Me han dicho lo de Frank, lo siento. Siento que tuvieras que vivir todo eso.

Trago saliva, notando un nudo en la garganta. Aparto la mirada, intentando contener las lágrimas, y él vuelve a hablar.

—También me han dicho que el bebé está bien —dice, y cierro los ojos.

—Lo siento —murmuro, y me sorprende que me haya salido la voz—. Quería esperar a que volvieras para decírtelo.

—Es... ¿es mío? —pregunta, nervioso.

—Sí.

Él suelta un suspiro y se pasa las manos por la cara. Vuelvo a desviar la mirada, incapaz de mirarle a la cara. No debería haberse enterado así. Esto no debería haber pasado, en absoluto.

—¿De cuántos meses estás?

—Catorce semanas —contesto—. Tres meses y medio.

—Dios. —Suspira—. ¿Por qué no me habías dicho nada antes?

—Tenía miedo. —El nudo de mi garganta se intensifica y siento que me ahogo al hablar. Quiero ser honesta con él, no voy a esconderle nada más—. Tenía miedo de cómo ibas a reaccionar, y además no sabía si eras el padre.

—¿Qué? —pregunta, levantando las cejas—. Has... ¿has estado con alguien más mientras estabas conmigo?

—No, pasó cuando volví de Los Angeles —explico—. No estaba contigo.

—Oh —asiente, perplejo—. ¿Puedo saber quién era el otro?

—Frank. —Mi voz se rompe y algunas lágrimas salen de mis ojos.

—Mierda, Deena, no llores —me pide, acercándose más a mí—. No estoy enfadado, solo me sorprendió que no me lo dijeras hasta ahora, y quiera o no es un poco chocante saber que vas a ser padre tan de golpe. Pero estaré a tu lado para ayudarte con el bebé y a superar todo lo que te ha pasado.

Asiento con la cabeza mientras lloro, incapaz de decir nada, y me abrazo a su cuerpo, a lo que él me corresponde inmediatamente. Joder, cómo echaba de menos su calor, su olor... todo él.

En ese momento se abre la puerta de la habitación.

—Entonces, ¿voy a ser tío o no? —pregunta la voz de Nate, y me separo de Louis para verlo con una gran sonrisa.

¿Cómo lo hace para sonreír hasta en los peores momentos? Estoy por pedirle un poco de su alegría incondicional.

—Parece que sí —le digo.

—Bueno, entonces el club de niños que seguirán mi ejemplo se amplía, ahora serán Noah y mi futuro sobrino —dice, y Louis rueda los ojos.

—Antes lo encierro en una habitación toda su vida que dejar que sea como tú —gruñe su hermano, y sonrío un poco entre las lágrimas.

Al poco rato entra el doctor Orson y echa a los gemelos para proceder a examinarme. Mamá se queda fuera con Louis y Nate, y esta vez es mi padre, que no tiene ningún paciente en este momento, el que se queda conmigo.

—Parece que todo está bien —dice el doctor—. Lo que significa que ya podemos darte el alta.

—¿Estás seguro? —le pregunta papá, intentando mirar los papeles del doctor, pero éste se los aparta.

Esperando a Louis [Saga Smeed 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora