13- Es la única manera.

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Narra Kaily.

-¿Estas segura de que quieres irte? -me preguntó mi madre. Habían pasado dos días desde que mi padre se había ido. Ya me había desahogado con mi madre, es la única que sabe lo mucho que me importa él.

-Si, ma, digamos que no tengo muchas ganas de dormir en mi habitación...

-Pero ya la había ordenado lo suficiente.

-Lo sé y lo aprecio, pero no me llama la atención dormir en el piso con latas de pintura al lado -ademas de que no me gusta el olor a pintura, que una de las ventanas este rota y que aun estén los grafitis de los punks en mis paredes- Mejor me quedo con Sean, allá están todas mis cosas.

Suspiró- Esta bien, promete que estarás bien.

-Lo prometo -la abrazó y ella me da un beso en la frente. Ella conocía a Sean, incluso desde antes de que saliéramos ella lo aprobaba, tiene ese instinto maternal que distingue a los chicos buenos, aunque eso no evito que lo odiara cuando se fue a Francia Desde afuera de la casa se escucho el taxi llegar.-Bueno ya me voy... Te veré luego, te quiero, adiós.

-Yo también, adiós. -Con esas ultimas palabras salí de la casa y me subí al taxi.

(...)

-¡Sean!, ya llegue -le grite cerrando la puerta de la entrada.

-¿Kaily? -bajo por las escaleras y me vio como si estuviera revisando que no tuviera algún daño- ¿Estas bien? -tomo mi brazo y me apego a él en un cálido abrazo. Aun siendo solo dos días, lo extrañe.

-Si, eso creo... ya estoy acostumbrada a esto ¿Sabes? -nos separamos y lo mire de forma más detallada- ¿Por que estas vestido así?

-¿Uh?, ah, eso... Es domingo, da igual -estaba vestido con una camisa de tirantes negra y unos pantalones de chándal, básicamente estaba en pijama.

-Vale, domingo de pijamas, entonces me iré a cambiar. ¿Me puedo robar una camisa tuya? -dije y empece a subir las escaleras lentamente.

-Siempre, gatita, siempre.

(...)

Era un domingo muy aburrido, y tampoco había mucho de que hablar. Sean estaba en su escritorio haciendo algo que desconocía y  yo solo estaba en la cama observándolo mientras acariciaba a mi gato, aveces me mordía un dedo pero solo estaba jugando.

-¿Qué haces? -pregunte a lo que él se sobresalto.

-Un trabajo de hace semanas, aun no lo había hecho.

-¿Y para cuando es?

-Mañana -dijo en un tono de desagrado. Solté una pequeña risa- ¿De qué te ríes?

-De que yo si hago mis deberes y no los dejo para ultimo minuto- le saque la lengua como gesto infantil, él en cambio se levanto de la silla y subió a la cama.

-Entonces, gatita estudiosa, ¿Que le he enseñado? -dijo de forma seductora y enterró su cara en mi cuello.

-Aprendí de que te distraes muy fácilmente y que deberías de terminar ese trabajo antes de que saques una mala nota. 

-Oh, que corta rollo fue eso -se separo de mi y empece a reir a carcajadas-, muy graciosa. Ya no te quiero, déjame solo para terminar el trabajo entonces.

-Sabes que me amas -yo seguía riendo, tratando de que aun llegara aire a mis pulmones- y no me quiero ir, ¿Por qué me debo ir? ¡Tu cama es más cómoda que la mía!

-Porque teniendo a la chica que amo, en mi cama, usando un short con una camiseta mía que lo cubre, no ayuda mucho a que me concentre -se volvió a sentar en su silla con una expresión de frustración y derrota.

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⏰ Última actualización: Oct 13, 2016 ⏰

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Los Punk Son Un Problema|| #KvH2 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora