(Escrito por Liz Black Cullen)
La señora Swan quedó más que emocionada al darse cuenta que el señor McCarthy se interesó en una de sus hijas, su preciosa Rose, no paró de hablar del baile durante días.
—El señor Emmett es un tipo muy bien parecido y bastante agradable— comentó una tarde mientras hacían sus labores.
—¡Sí mamá!— respondieron a coro sus hijas, incluso Bella.
Las dos hijas más pequeñas, Jessica y Lauren ya se imaginaban viviendo en las mansiones de McCarthy, gozando de lujos exagerados y viajando por todo el mundo. Definitivamente casarse con alguien que pudiese brindarles un futuro prometedor era reconfortante para la familia.
—Bella, podemos hablar— pidió Rosalie, mientras Bella daba su paseo diario.
—Claro que sí ¿Qué sucede?— preguntó amablemente.
—Bells, sé que puedo confiar en ti así como tú en mí cuando lo necesites— le decía caminaban por el borde del bosque.
—Claro que lo sé— Bella se acercó a su hermana y la abrazó. — Anda Rose, cuéntame.
—Es por lo del baile con el señor McCarthy, a pesar que fue poco el tiempo que nos vimos, sentí algo por él, es como si estuviéramos hechos el uno para el otro, parece tonto de mi parte creer eso...—Bella no la dejo terminar.
—No es tonto, puede que sea solo atracción física, con el tiempo podrás saber si es cierto todo eso que dices— dijo muy segura, aunque a ella jamás no le había pasado algo parecido.
—Tienes razón, ojala y pronto pueda descubrirlo— la abrazó nuevamente y le dedico una sonrisa.
Bella solo pensaba en esa conversación que no debió escuchar. ¿Qué se creía el Señor Cullen? ¿Que por su dinero puede saber cuál mujer es hermosa y cual no? Sin conocerlo bien, ya le había tomado antipatía. Bella sabía que no poseía el cuerpo de una modelo, tampoco contaba con atributos llamativos, pero estaba segura que no merecía tal desprecio.El domingo llegó y como es costumbre casi todo el pueblo se reunió en los jardines a la salida del pueblo. Un lugar agradable para pasarlo en familia, hacer parrilla, encontrarse con los vecinos e intercambiar chismes. Algunas parejas caminaban tomadas de las manos, los niños jugaban a la pelota, una perfecta tarde de pueblo.
Como era de esperarse la famila Swan, estaba ahí; Bella cargando la canasta de comida, Rose llevaba las flores para decorar la mesa. Jessica y Laurent, estaban a cargo de los platos, vasos y cubiertos.
—Yo creo que pronto, el señor McCarthy estará en nuestra puerta rogando por la mano de mi Rose— se pavoneaba Renée con una de sus mejores amigas, la señora Newton.
—¿Tú crees? Lo vi bailar también con Ángela, la hija de los Weber— le dijo ladinamente para molestarla.
—No hay punto de comparación Samantha. Ángela es amiga de mi Bella, es una niña tranquila, buena, pero Dios sabe que no le dio belleza a la pobre. Toda flacucha, con esa nariz prominente y se encorva. Es como comparar el día con la noche— se defendió la señora Swan, estaba segura de la belleza de su hija Rosalie.
—¡No puede ser! Los visitantes han venido también a pasar la tarde al campo— señaló la señora Newton a los recién llegados. Nada menos que Emmett McCarthy, su prima la señorita Heidi Volturi y el señor Edward Cullen.
Emmett parecía buscar a alguien entre todos. Y no por casualidad decidieron usar el espacio exactamente al lado de los Swan. Al parecer el interés por la hermosa Rosalie era un hecho. En su mente la señora Swan ya se imaginaba a su hija vestida de blanco, junto al magnate delante de un altar.
—Rose, linda. Ve a saludar a los invitados— llamó a la rubia que estaba acomodando la mesa.
—Déjala mamá. Si ellos quieren saludarnos vendrán hacia aquí— se opuso Bella.
—¿Acaso no ves cuantos arribistas le han echado ojo a McCarthy? Ahorita mismo van a invitarlo. Debemos apresurarnos— Renée tomó a Rosalie de un brazo y la empujó levemente. Ella realmente avergonzada dio unos pasos, nerviosa hacia los recién llegados.
—Hola Señor McCarthy— saludó cuando estuvo lo suficientemente cerca.
— Señorita Swan ¡Qué dicha verla! ¿Cómo está?– preguntó el enorme magnate
—Bien— Rosalie se sonrojo. —¿Qué los trae por aquí?
—Salimos a conocer el pueblo ¿Todos se reúnen siempre los fines de semana?— preguntó.
—Sí, es costumbre. Nos reunimos a merendar, en las festividades, en los bailes. Somos un pueblo bastante unido— sonrió ella.
—De seguro no tienen nada más que hacer— comentó Heidi que se acercó al lado de su primo.
—Déjeme presentarle a mi prima. Heidi Vulturi, ella es la señorita Rosalie Swan— ambas mujeres se miraron pero en los ojos de la forastera no había más que un desprecio disimulado hacia todo lo que tenía que ver con Forks.
—A mí me encanta este lugar— soltó una carcajada Emmett.
—Es bastante divertido— aseguró Rosalie.
Edward Cullen se acercó a saludar a la mayor de las Swan, Reneé que estaba mirando la escena, no se resistió a intervenir. Sus planes debían tener frutos pronto.
—Buenas tardes que gusto verlos por aquí. ¿No les apetecería compartir nuestro almuerzo? Llevamos horas preparando todo. Por favor acompáñennos— les invitó.
—Lo siento, le agradezco pero debo declinar, ya he almorzado— se excusó Edward. – Sólo vine a observar— se sentó en una de las grandes bancas.
—Y yo estoy a dieta. Pero Emmett de seguro estará encantado— dijo petulantemente Heidi tomando asiento al lado de Edward.
Bella, tenía un buen oído, escucha prácticamente toda la conversación. Cuando oyó el comentario del señor Cullen, le hirvió la sangre. ¿Si ya comió a qué viene entonces al almuerzo campestre? Se preguntaba Bella.
Toda la tarde la familia Swan lo pasó bien con la grata compañía de señor McCarthy.
—Fue un gusto, estar con ustedes ¿Aceptarían este miércoles una invitación en mi casa para cenar?— pidió antes de despedirse. Los ojos de Renée se iluminaron al escuchar tal petición.
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continuará...
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PRIMERAS IMPRESIONES
Fiksi PenggemarLa señora Renée Swan tiene 4 hijas y está loca por casarlas con hombres muy ricos y guapos. Sus sueños parecen empezar a cumplirse cuando dos apuestos millonarios lleguen a pasar sus vacaciones en el pueblo de Forks. ஐ Inspirado en el libro de Jane...